Hace algunos años que tengo una curiosa afición: fotografiar puertas. No me preguntéis por qué pero me parecen un elemento fascinante. Y no lo digo sólo por la estética. También por su significado. Abrir puertas son nuevas oportunidades, nuevas esperanzas, nuevas motivaciones y objetivos, aire fresco. Mientras que cerrarlas, supone haber acabado una etapa o también curar heridas. En cualquiera de los dos casos, el resultado siempre es positivo. O al menos eso es lo que a mí me sugiere. He ahí el motivo del título del blog. Porque en la vida a veces se cierran puertas pero siempre se pueden abrir otras.
En Huesca, cerca de un precioso pueblo llamado Alquézar. Haciendo la ruta del vino de Somontano. Una escapada perfecta para combinar naturaleza y gastronomía.
Diferentes casas en el casco antiguo de Ciutadella, Menorca. Una isla maravillosa. Aunque mi debilidad es Formentera…
Diferentes estancias del Palacio de Topkapi, en Estambul, ciudad bulliciosa pero con una riqueza cultural apabullante.
Tres lugares mágicos en Francia. Por este orden: Béchérel y Saint Cadó, en la Bretaña, y el castillo de Chenonceau, en el Valle del Loira.
Feliz domingo!
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