Si tuviéramos que elegir al accesorio navideño por excelencia, muchos mirarían hacia el abeto. Es un recurso que gana adeptos cada año y cuyo aderezo transmite tanta ilusión como la colocación del tradicional Belén. Colgar de sus ramas diferentes adornos constituye un entretenimiento plagado de connotaciones alegres. Este elemento, ya sea natural o artificial, entra por nuestra puerta incluso antes de que comience el mes de diciembre y se convierte en la estrella más brillante, siempre y cuando le asignemos un lugar destacado dentro del salón.
Distribuir adecuadamente las bolas, los espumillones, las estrellas y las luces requiere un ejercicio de orden y buen gusto de nuestra parte. Los diseños, materiales y combinaciones de color actuales son fruto de la innovación y del deseo cada vez más fuerte de crear ambientes especiales que cumplan determinados fines estéticos. Los ornamentos reproducen fielmente corazones, estrellas, pájaros y cualquier forma que se nos pueda ocurrir. Además, cristal y metal han dado paso al uso de textiles de variada textura y de abalorios brillantes para la confección de los mismos.
A la hora de seleccionar las piezas navideñas, no existen pautas cromáticas concretas. Lo más sencillo es ayudarte de tonos que vayan en consonancia con los revestimientos y el mobiliario de la sala de estar donde ubiques tu abeto, pero si quieres estar a la última, debes saber que las tendencias son caprichosas. Los detalles blancos evitan romper con la estancia. Si lo acompañas del dorado, los reflejos llamarán la atención. El uso de adornos verdes siempre se ha desechado por quedar éstos camuflados por el color natural del árbol, pero es posible conseguir resultados sorprendentes que no pasarán desapercibidos.
Combinar bolas de varios tamaños concede mucha armonía, así como jugar con el acabado de las mismas: brillante o mate. Siempre hay unos elementos que destacan más que otros. En este caso, el protagonismo lo comparten las formas de pájaro y los arreglos barrocos con plumas. Éstas últimas aportan una distinción espectacular al árbol, al tiempo que las cadenetas con flores y estrellas transparentes dan homogeneidad al conjunto.El espectro tonal del verde comprende desde categorías chillonas, como el lima, hasta más discretas, como el oliva. De este modo, es muy fácil introducir en la estancia bellos aderezos que mantienen el respeto hacia el fondo vegetal que les sustenta, pero sin perder el atractivo y la elegancia visual. No olvides rematar tu árbol de Navidad con una bonita estrella dorada que guarde las proporciones con respecto a la conífera. Todos estos accesorios son de Verdecora.
El blanco en decoración responde a una máxima: es imposible equivocarse con él. Este árbol se apoya en el particular centelleo del nácar a través de complementos con formas sugerentes que mezclan lo tradicional con lo novedoso. Un arreglo muy importante con el que tendrás que contar es una tela o algún tipo de papel que sirva para forrar la maceta. En este caso, se ha recurrido a un cojín y una bola de flores secas para mejorar la presentación.
La pasamanería salta de los cojines a los adornos de nuestro árbol. En Verdecora hallarás refinados objetos de tela mullida con brocados para que actúen en compañía de pequeñas piñas y bolas en dos tamaños. La purpurina dorada de las finas guirnaldas rodea el contorno del árbol sin saturarlo. Es fundamental que las filigranas que engarzan estas orlas sean cuentas pequeñas en dimensiones pero altas en número, puesto que el resultado es mucho más favorecedor.
A los pies de este ejemplo vegetal, espera un simpático Papa Noel realizado en patchwork. La originalidad de esta propuesta, totalmente artesanal, invita a la ternura en unas fechas en las que la familia está más unida que nunca. El árbol guateado y la vela en rojo y verde también están hechos con retales de algodón. Aprovecha los apliques de luz para mostrar unas campanillas doradas con lazos y no olvides incluir algún detalle en la parte superior de la chimenea.
Opta por engalanar una bandeja con tus motivos favoritos. Te damos una idea: un osito de paja, unos candelabros y unos recipientes de cristal. En cuanto al menaje, dorado y plateado no pueden faltar, ya sea por medio de cubertería y cristalería o gracias a portavelas, anillos para servilletas, etc. Sobre un camino de mesa que recuerda a los adornos con relleno del árbol con motivos blancos, descansa una vajilla de Villeroy & Boch de temática rural.