Un viernes con un café especial, Iñigo y Pablo nos abren hoy las puertas de su casa, "Casa Josephine", para invitarnos a saborear un largo café de forma "slow" en un pequeño pueblo del valle central de La Rioja, Sorzano, donde se respira paz y tranquilidad.
Una casa abierta a todo aquel que quiera visitar La Rioja y valore la vida campestre y la gastronomía. Sus dueños la alquilan completa con una capacidad máxima de 10-12 peronas y todos los servicios que el cliente requiera, desde traslados, niñera, catering o hasta clases de cocina con un cocinero estrella Michelín.
La decoración es increíble, cuidada, con mucho gusto. Pero Casa Josephine no es solo una casa preciosa donde pasar unas vacaciones o un fin de semana estupendo, es mucho más: una Shop, una Escuela de Verano y un Estudio de Decoración. Todo esto quiero que nos lo cuenten sus dueños mientras saboreamos un cafetito estupendo en el patio.
- Buenos días chicos, Casa Josephine es muy especial ¿Qué os llevó a crear un alojamiento así?
El alojamiento Casa Josephine en la Rioja fue el primer paso de un proyecto que con el tiempo se ha hecho más grande. Al pensar en abrir un alojamiento, pensamos en el lugar en el que a nosotros nos gustaría alojarnos, sin más. Somos chicos relajados y disfrutamos de lo auténtico por encima de todo. No estamos cómodos en los sitios impostados o pretenciosos, y no nos gusta nada la decoración que llama la atención sobre sí misma constantemente. Tanto en el servicio como en el ambiente que intentamos conseguir con la decoración, queríamos algo cálido, bien hecho y directo, como la región.
- Pablo, dinos cuál era vuestra trayectoria profesional antes de Casa Josephine.
Iñigo es diseñador de formación, los dos somos historiadores del arte, y yo he trabajado toda la vida en turismo de lujo. La experiencia de Iñigo era en diseño de moda, así que fue su primer proyecto grande de decoración. Yo aporté mi conocimento de las tendencias en turismo, estilo de vida y gustos de los clientes.
Fue nuestro primer proyecto en el que juntamos fuerzas como equipo profesional, además de como pareja. Y fue ensayo y error: mucho ensayo, mucha intuición, mucho error y mucha corrección de la brújula a medida que el proyecto crecía.
- Casa Josephine, un nombre que parece tener detrás una historia ¿la hay?
El nombre viene de la última dueña de la casa, una mujer que se llamaba Josefina y que murió en 1985.
Tuvo una historia de esas a las que las mujeres se veían abocadas con frecuencia en un tiempo en que ser mujer era dificilísimo: era la hija del rico del pueblo en un momento en que ser rico significaba tener unas cuantas tierras y nada más; se enamoró de un criado de su padre; la familia censuró la relación y el criado emigró a Argentina; Josefina esperó y esperó en el pueblo, haciendo básicamente nada en toda su vida; el criado se casó en Argentina, tuvo una hija a la que llamó Josefina, enviudó y volvió al pueblo cuando tenía más de sesenta años buscando el dinero de Josefina, pero el dinero se había acabado. Era demasiado tarde.
La historia no tiene nada de romántico: es cruda y dura, como la vida en los pueblos entonces. Lo menos que podíamos hacer por la memoria de Josefina es recordar su nombre, que afrancesamos como broma hasta que, a fuerza de repetirlo, nos empezó a sonar bien.
- Contadnos algo más sobre la casa...
El edificio siempre fue vivienda. Era una vivienda de finales del siglo diecinueve rehecha en los años veinte. Tiene cuatro plantas: dos son zonas comunes y dos son dormitorios. Es una construcción muy geométrica y racional, bien planeada, con luz en todos los lados. La escalera de cuatro pisos con suelos hidráulicos es tal vez su punto más espectacular como construcción.
Nosotros hicimos toda la restauración, con un equipo de obreros. Usamos ayuda técnica para el tejado, electricidad y fontanería, y contamos con todos los arquitectos de las familias para cuestiones puntuales.
- Algunas de las piezas que vemos en la casa son muy especiales ¿dónde las habéis encontrado?
Compramos las piezas para Casa Josephine a lo largo de dos años, en anticuarios, rastros y brocantes de España y Francia. Algunas eran nuestras, otras de nuestras familias, otras estaban en la casa. Mientras hacíamos la casa íbamos comprando y acumulando, y a la hora de decorar desechamos todo lo que no encajaba. En muchos casos habíamos elegido piezas que nos gustaban por sus características propias (un diseño bonito, una buena factura, etc), pero que no iban bien con la casa.
En la casa había algo de mobiliario que transformamos para poder usarlo. Eran muebles de pueblo, oscuros, pesados y algo deprimentes, pero algunos, después de sufrir una buena transformación, han resucitado en Casa Josephine.
- ¿Y el diseño? Creo que este es vuestro fuerte. Qué tiene de especial el hotel en lo que respecta al diseño? Contármelo todo....
La decoración es lo que atrae a nuestros clientes, y lo que ha hecho posible el crecimiento de Casa Josephine como marca. Si eso es nuestro fuerte, es exclusivamente por el criterio de Iñigo, que ve con claridad cómo combinar objetos, qué elegir, qué desechar y qué corregir, y que no tiene miedo a empezar desde cero muchas veces si es necesario.
Lo que puede tener de especial Casa Josephine es tal vez su ambiente de casa de verano en la que se han mezclado objetos de distintas procedencias, en la que se está a gusto y en la que se quiere dejar pasar el tiempo con relajación.
Es una línea decorativa nada pretenciosa ni falsa con la que nos encontramos cómodos: colores claros, luz, objetos antiguos que no digan a gritos que son antiguos y mezclas sin estridencias. En Casa Josephine la clave es que la decoración no se note.
- ¿Es verdad que vuestros huéspedes puedes adquirir las piezas?
Los clientes empezaron a preguntarnos dónde podían comprar cosas similares a las que decoran Casa Josephine y otros de nuestros proyectos decorativos, y fue entonces cuando nosotros decidimos empezar con nuestra tienda online. Seleccionamos lo que nos gusta y lo que encaja con el estilo Casa Josephine, lo fotografiamos bien, y lo vendemos. Y además de la tienda online, organizamos un par de veces al año una "pop up store" en nuestro estudio de decoración de Madrid. A lo largo de un fin de semana, el espacio se transforma en una tienda donde la gente puede venir, ver y comprar.
- La Escuela de Decoración, algo que me parece interesantísimo, decidnos que ofrecéis en vuestros cursos...
En verano convertimos la casa en una Escuela, con varios cursos:
- Diseño de moda con La Casita de Wendy.
- Técnicas textiles y estampación con Suturno,
- Escritura de relatos con Pablo Chul (escritor, crítico literario y profesor de escritura creativa en Hotel Kafka),
- Novela gráfica y cómic con Carla Berrocal,
- Ilustración con Silja Goetz.
Además, durante el año organizamos también curso de patchwork con Lola Barasoaín, que es la máxima autoridad en patchwork y en recuperación de técnicas textiles en España.
Todos nuestros cursos los imparten profesionales, y el enfoque es serio: supervisamos el contenido para que los participantes saquen todo el jugo a su estancia y sólo contratamos profesores que tengan al menos tres años de experiencia en la enseñanza de su materia, y que se dediquen a ello profesionalmente.
Este es el quinto verano que organizamos la escuela. Poco a poco, y para sorpresa nuestra, se va convirtiendo en una cita cultural en la región!
- También realizáis proyectos de decoración...
Es el estudio de decoración y arquitectura que tenemos para quien quiera hacerse un Casa Josephine a medida.
De momento hemos hecho dos proyectos de decoración en tiendas, uno en una antigua relojería en Chamberí y el otro una tienda en Segovia, Olivia Soaps, una agencia de publicidad en Malasaña, una casa de campo en Valladolid y varios proyectos de reformas de apartamentos, ajardinamiento, etc.
- Terminando este cafetito, ¿tenéis alguna anécdota de la casa, algo especial que contarnos?
Hay en Casa Josephine una pieza central. Es una acuarela china bastante grande que está en el salón, y que encontramos a mitad de proceso de restauración. Representa un paisaje fluvial, y contiene todos los colores que hemos usado en la pintura, los muebles y las telas de Casa Josephine. Cuando teníamos una duda acerca de si introducir un tono nuevo, nos poníamos delante del cuadro para buscar la respuesta: si estaba en el cuadro, seguíamos adelante. Si no, nada.
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Iñigo, Pablo, desde mi rinconcito os doy las gracias por abrirnos tan amablemente las puertas de esta casa tan especial, espero visitaros muy pronto, alojarme en vuestra casa está en mi lista de "pendiente-imprescindible".
Espero que todos vosotros, mis lectores incondicionales, hayáis disfrutado con este café tan especial.
Y ahora por favor, enseñadnos el resto la casa, un poco de placer para la vista...
Todas las fotos han sido amablemente cedidas por Casa Josephine
Otro café muy especial: en Casa de Dar Amïna, una anfitriona estupenda con una casa preciosa.