Hoy me he levantado un tanto revirada y pienso usaros como paño de lágrimas (por si alguno quiere huir antes de seguir leyendo). Llevo días que no duermo nada bien, creo que tengo demasiadas cosas en la cabeza, siento como si un duende habitara en ella y no callara jamás (si ese pequeño duende existiera, ya os digo que me caería fatal). Hoy ha sido un día duro en el trabajo, pero es que mañana va a ser peor y no hay previsiones de mejora a corto plazo, desbordada sería una buena definición para describir mi situación laboral.
Pero esto no es sólo lo que me atormenta, es más la frustración que me acompaña desde hace tiempo. Siento que por mucho esfuerzo que hago no avanzo, al menos no al ritmo que yo quisiera, peor aún, que muchas de las personas que me rodean ni siquiera se toman en serio lo que hago y esto es algo que me duele de verdad, menos mal que también hay un “duende bueno” a mi lado (se llama Ricardo y es mi marido) él siempre me apoya, así que no tiro la toalla. Porque digo yo, ¿de verdad alguien puede pensar que después de cinco años publicando, leyendo, investigando,… en deterioro de mi tiempo y el de mi familia, de mi propia salud, Decofeelings es sólo un hobby para mí? Obviamente no… Sólo puedo decir que a pesar de la tormenta, estoy poniendo remedio para que esto cambie, y aunque sea muy despacio algún día conseguiré lo que busco, no porque me caiga del cielo, sino porque me lo he currado ¡he dicho!
Y ya me callo, no sea que decidáis no volver. Os enseño algo mucho más agradable, el hotel The manta Resort, en la isla de Pemba (archipiélago de Zanzíbar) un lugar donde dormir rodeado de peces es una realidad. Una de sus habitaciones se encuentra sumergida bajo el mar, debe ser toda una experiencia descansar bajo las cristalinas aguas del Índico, aunque si os digo la verdad tampoco haría ascos a alojarme en cualquiera de sus villas o habitaciones. ¿Quién se apunta al paraíso?