Hoy en día, es común observar plantas ornamentales o diversos tipos de floreros en los interiores, dando toques de color, frescura y ambiente natural; siendo tan importante, que hoy una casa sin plantas es una casa desnuda.
Los floreros transmiten el sutil encanto del cristal y la cerámica unidas al vibrante acento de las flores u hojas. Mezclar floreros de diversos colores es un gran acierto. Claro esta! Hay que elegirlos de manera que armonicen con las paredes o accesorios , como un cuadro, lámparas o muebles. Los de boquilla angosta brindan elegancia y una sencilla flor es suficiente para crear un paisaje. Por si solos, con su color, son protagonistas y hay que aprender a reconocer cuando un florero es capaz de figurar sin necesidad de frondosos ramilletes.
El efecto visual que genera un florero de cristal en un espacio rústico, dará un toque de modernidad que se destacará por si solo. Los de forma cilíndrica son perfectos para rellenarlos en su base llena de agua con hojas grandes y coronando con un ramillete de cualquier flor cuyo tono convine con la pared del espacio que se este decorando. .
Sin embargo, yo me quiero enfocar en lo más simple del mundo, decorar sólo con verde, pero verde natural. El decorar con hojas es lo más sencillo y colorido a la vez. Hojas de pandano, manos de león , diferentes tipos de hiedra , colas de caballo, hojas de calahuala, queso suizo y hasta el bambú…. mucho de esto lo encontramos en los jardines, y así de fácil , una, dos o tres hojas ya llenan un espacio simple.
Lo mejor de esto, el agua se debe cambiar cada vez que lo amerite, porque este tipo de hojas me han llegado a durar vivas, hasta casi dos meses. Así que, animémonos a vestir los espacios con el verde natural de las hojas.