En este salón decorado en blancos y beiges se ha jugado con la introducción de una damajuana y un gran jarrón con flores de tallo largo para crear un delicioso contrapunto. Justamente el lugar elegido para colocarlos, en el suelo y junto a un retranqueo de la pared, le otorga gran protagonismo, sobre todo a la damajuana, que con su color aguamarina, y junto al resto de plantas repartidas en el salón, consiguen sacan una nota de color y un hermoso recuerdo de las aguas del océano y de la naturaleza en una decoración tan homogénea.
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Vía: Pinecone Camp