Partiendo de la premisa del hogar concebido para una pareja joven, el decorador se ha valido de los muebles de la cadena danesa BoConcept para proyectar un extraordinario ejemplo de que, para tener la casa que tú quieres, no hace falta gastarse una cantidad de dinero excesiva. Un ático abuhardillado con zonas diferenciadas ha sido el resultado.
La gran virtud del mobiliario de vanguardia es su capacidad para hacer confluir en sí mismo varias funciones. La polivalencia es un punto de obligado cumplimiento en hogares pequeños; únicamente son necesarios pequeños detalles gestados en nuestra propia imaginación para convertir nuestro día a día en una experiencia inimitable.
Antes de abandonar este perfecto cóctel-bar, no podemos pasar por alto otros detalles modulares volcados en el homenaje a la línea. Un mueble bajo de geometría matemática sirve para la colocación de revistas y para el soporte de cojines de resplandor vinílico. En la otra imagen, un armario para la cristalería, vajilla y resto del menaje. Sus frontales lacados eligen de nuevo el sugerente color naranja.
El comedor es un rincón abrigado por los matices. Alrededor de la mesa de wengué se distribuyen cuatro sillas tapizadas en chenilla de tono claro, ayudando a hacer efectivo el contraste. Las patas de acero unidas al pie cromado de la lámpara de pie dan un punto extra al brillo de ambiente. Pero el elemento más rompedor es, sin duda, el tabique de 10 cm. de ancho en metacrilato naranja tras el que adivinamos una malla metálica.
Lo que aparentemente es un pequeño mueble separador puede esconder tras su apertura horizontal un magnífico frigorífico. La isla-nevera disimula su funcionalidad gracias a láminas de madera oscura. Delante de la misma, unos taburetes de altura regulable y asientos transparentes con forma sinuosa. Bajo sus pies de acero se extiende una alfombra que imita la piel de vaca. Al fondo, una práctica estantería con ruedas.
El corazón con el que late este loft es el salón, una estancia en la que García-Caridad ha sabido combinar elementos clásicos y modernos. La tarima negra sirve de contrapunto a las paredes de aire industrial, con una textura cercana a la forja. El separador artificial resplandece gracias a una iluminación inferior, igual que las falsas ventanas de la pared trasera, cuyo metacrilato también se llena de luz desde el suelo.
La sensación de bienestar alcanza su máxima expresión de la mano del sofá Nova, que incluye dos plazas más un chaise longue. La pieza se ha vestido con un tapizado rayado gris marengo. Este punto de encuentro para el relax o la conversación con los amigos descansa sobre una alfombra de pelo largo salpicada de hilos plateados. La mesa baja retoma el exótico wengué del comedor.
Observamos más de cerca la aportación de las estructuras metálicas y la malla de mosquitera, mostrando un juego de texturas y transparencias propias del atardecer. Sobre el aparador se muestran esculturas ornamentales que desprenden cierto aire tribal, así como una pequeña lámpara de mesa cuya pantalla coincide con la que hemos visto en el comedor, sólo que su diámetro es menor.
Si el mobiliario con el que se decora una vivienda da las primeras pistas sobre el perfil de sus habitantes, los objetos decorativos representan a la perfección la personalidad de los mismos, aportando a los ambientes matices muy concretos. Tal es el caso de los jarrones de cuello estrecho y base ancha, muestras claras un gusto refinado, así como los que imitan al bambú, fieles a una inclinación por lo natural.
Si el mobiliario con el que se decora una vivienda da las primeras pistas sobre el perfil de sus habitantes, los objetos decorativos representan a la perfección la personalidad de los mismos, aportando a los ambientes matices muy concretos. Tal es el caso de los jarrones de cuello estrecho y base ancha, muestras claras un gusto refinado, así como los que imitan al bambú, fieles a una inclinación por lo natural.
La elección del entorno no es casual: la zona con techo abuhardillado bajo corresponde a la habitación de descanso, precisamente, el área de la casa donde menos tiempo pasamos de pie. La butaca y el reposapiés en tonos fríos parecen enturbiar el monopolio de la gama cálida, pero el tándem formado con la lámpara de pantallas concéntricas, crea un rincón de lectura perfectamente independiente.
Nunca la intimidad halló un rincón tan acogedor como el que se propone con este dormitorio. Una gran cama engalanada con telas ricas y suaves de tonos brillantes y tornasolados es la encargada de infundir fantasía y sensualidad a la alcoba. El naranja continúa imponiendo su especial sosiego y magia a través de la manta de tacto aterciopelado, sin olvidar los cojines lisos.