Tampoco es que nos hayamos ido mucho del tono. Pero para nosotras, ¡del rojo al rosa hay un mundo!. Este frambuesa le sentaba de maravilla a nuestra estantería y le permitía mantener su esencia.
Con dos manos de chalky y otras de barniz, la tuvimos lista...,
... pero algo no nos terminaba de convencer. De otro reciclaje conservábamos estas cuatro perchitas, necesitadas de color, para lo que usamos pintura en spray color cobre y nuevamente barniz, también en spray. Para que se mantuvieran derechitas y no tener que sujetarlas en el proceso de pintura, las clavamos al fondo de una caja de cartón. Un truquito descubierto y a tener en cuenta para futuros "pulverazos".
Con la lerna señalamos los puntos estratégicos, y ¡a atornillar tocan!
Mejor así, ¿verdad?
Nos la imaginamos como posible especiero y colgador de paños o agarradores de cocina.
Y vosotr@s, ¿cómo os lo imagináis? Vamos a preguntarles a los participantes de los findes frugales de Marcela.
¡Feliz fin de semana!