¿Estrenas piscina este año? Relax, diversión, amigos … sí, sí, ese es el objetivo. Pero también habrá hojas, bichos, cabellos… Unos autoinvitados nada deseados, y a los que no te será nada fácil echar a menos que cuentes con una buena depuradora.
Tendemos a asociar depuradoras con piscinas de un cierto tamaño. Sin embargo, cualquier piscina, por pequeña que sea —hablo incluso de las desmontables— debería contar con una. Y es que el agua estancada se convierte en insalubre en poco tiempo.
Piensa que todas las impurezas que caen sobre la superficie de la piscina se acaban sedimentando en el fondo. Eso provoca hongos, bacterias y gérmenes —por no hablar de lo incómodo que es nadar entre avispas y hojas flotando—. La depuradora es la encargada de filtrar el agua y devolverla al vaso en condiciones óptimas para el baño. Pero para elegir la más adecuada debes informarte primero de las opciones que existen. Si miras, por ejemplo, las depuradoras para piscinas en Bricolemar, encontrarás dos opciones en función del tipo de filtro que tienen: de arena o de cartucho. Son las más habituales.
Independientemente del tipo de filtro que tenga, arena o cartucho, su funcionamiento no varía: el agua es succionada por una bomba (motor) a través de los skimmers, del sumidero situado en el fondo o del limpiafondos cuando este está en funcionamiento. El agua llega a la depuradora y allí sus filtros se encargan de retener los elementos y partículas que molestan. Finalmente, este agua vuelve limpia e impoluta a la piscina. Es un circuito cerrado que mantiene el agua en perfecto estado.
Y por si te preguntas qué es eso del skimmer, aquí va la explicación: son esas ventanitas con compuerta (a veces, además, con cestillo para captar los elementos más contundentes) presentes bajo el borde de la piscina que dejan colar el agua, llevándola al depósito donde se filtrará.
La depuradora de arena es simple y eficaz para piscinas de cualquier tamaño. Está compuesta por un depósito de arena a través del cual circula el agua, reteniendo las impurezas a su paso de forma totalmente natural. Lo más engorroso, tal vez, es tener que estar pendiente cada semana de la presión y de limpiarla. Y aunque no es complicado, es una tarea que no puedes ni debes saltarte, pues esto garantizará que la depuradora no se obstruya y que los tratamientos químicos sean realmente eficientes.
A su favor diré que su vida útil es prolongada, entre 7 y 10 años si utilizas vidrio filtrante, y entre 3 y 5 si usas arena de sílice. Claro, su precio también es superior a la de cartuchos.
Depuradoras de cartucho
Las depuradoras de cartucho tienen menor capacidad de filtrado por lo que son más adecuadas para piscinas pequeñas y desmontables. Sus filtros están compuestos de celulosa y poliéster siendo necesario cambiarlos una vez al año. También puedes extraerlos de forma periódica para limpiarlos y mantenerlos niquelados.
Lo fundamental es que la capacidad de filtración que tenga la depuradora iguale, como mínimo, al caudal que tenga la bomba. Y claro, este caudal tiene que ir en consonancia con el volumen de la piscina. Vamos, que la depuradora depende de la bomba, y esta del volumen de agua que debe mover por hora.
Y eso ¿cómo se traduce en la práctica? Pues a ver, se recomienda filtrar todo el volumen de agua en unas 4 horas (máximo 8). Así que, poniendo en práctica esos conocimientos de matemáticas ya olvidados, dividimos el volumen de agua total de la piscina entre 4 horas de funcionamiento de la bomba. El resultado te dirá el caudal que debería tener dicha bomba —aunque siempre es recomendable que este exceda el volumen, más que nada para evitar un funcionamiento forzado—.
Es importante que estos cálculos los realices con calma pues en verano usarás la depuradora intensamente. Como es algo que debes hacer cada día, lo ideal es acoplarle un temporizador y programar su encendido. Y por lo que más quieras, búscale un sitio bonito, con cubierta, para que quede resguardada del sol y la lluvia, así alargarás su vida.