Ahora que has aprendido con nosotros a iluminar correctamente el salón/comedor, liberándote de la dependencia de las luces de techo tradicionales, te enfrentas a una gran responsabilidad: la elección de la-casi-única-lámpara–suspendida que sigue manteniendo su propio espacio, las lámparas de comedor. Esta lámpara tiene el potencial de convertirse en la protagonista indiscutible de toda la estancia, y para asegurarnos de que su colocación sea un éxito, compartimos contigo algunos consejos y referencias. Además, hemos seleccionado algunas lámparas que personalmente nos encantan, algunas de las cuales cuentan con precios muy atractivos (haz clic en ellas si deseas obtener más información)
Lámparas de comedor que emiten luz directa
Desde un punto de vista funcional, es importante … ¿qué digo importante?, es fundamental colocar lámparas que emitan luz dirigida hacia abajo en lugar de iluminar toda la habitación. Esto ayuda a definir un centro y a crear un ambiente acogedor. Además, la luz resaltará alegremente la vajilla y las copas, ¡incluso tus platos rozarán la estrella Michelín con una buena iluminación!!La clave para lograr ese ambiente acogedor también pasa por elegir una temperatura cálida, preferiblemente alrededor de 2.700K o como máximo 3.000K, pero no más (imagino que no querrás tener la sensación de estar en una reunión de empresa y no en una cena con amigos, ¿verdad?). Y si buscas perfección, opta por un índice de reproducción cromática (IRC) alto, superior a 90, para que los colores de los alimentos se vean con su verdadera tonalidad.
Confort visual: yes, please
El único inconveniente que le veo a las lámparas que dirigen su luz hacia la mesa es que pueden deslumbrar a los comensales. Por eso, es crucial no situar la lámpara a una altura excesiva, ya que la bombilla podría quedar a la altura de los ojos y causar deslumbramientos. Claro, tampoco es cuestión de bajarla en exceso o no verás al de enfrente. Lo mejor es experimentar y ajustar. Un buen punto de partida es dejar un espacio libre de unos 70-80cm entre el sobre de la mesa y la base de la lámpara, y tantear a partir de ahí. En mi caso, prefiero colocar las lámparas tan bajas como me sea posible, pero en espacios con techos muy altos, tiendo a elevarlas un poco más para mantener una escala proporcional en el conjunto.
Otra solución para evitar deslumbramientos es incorporar un difusor en la parte inferior de la lámpara, de modo que no se pueda ver directamente la bombilla. También puedes optar por lámparas de intensidad regulable para ajustar la luz según tus preferencias. Sin embargo, lo que encuentro aún más crucial es que las lámparas de apoyo alrededor cuenten con reguladores de intensidad. De esta manera, puedes controlar la atmósfera general del espacio de manera más versátil.
Lámparas de comedor espectaculares
No todas las lámparas colgantes disponibles en el mercado dirigen su luz hacia abajo. Aunque me cueste reconocerlo, a veces las más atractivas son aquellas que difuminan su luz por la estancia. Si te enamoras de una de estas, mejor analiza bien sus pros y contras antes de dejarte llevar por el amor a primera vista. Personalmente, adopto un enfoque más funcional en este tema y prefiero ver bien lo que voy a comer. Sin embargo, si solo utilizara la mesa del comedor en contadísimas ocasiones, seguramente me tentaría con una lámpara que luzca maravillosa apagada. Todas esas lámparas con formas sinuosas e imposibles o con bonitas bombillas expuestas … wow, sí, este podría ser uno de los grandes pros
En el caso de lámparas cuya luz no incide directamente sobre la mesa, la altura a la que las coloques dependerá exclusivamente de cómo las sientas (o tal vez la longitud del cable o barra que incluyan te dé una pista sobre su colocación). Algunas de estas lámparas pueden ser una alternativa interesante cuando se trata de espacios con techos más bien bajos.
¿Y qué pasa con el tamaño y la forma de las lámparas de comedor?
Pues pasa que no hay normas. A veces, lo que parece fuera de proporción puede generar un impacto sorprendente. Simplemente sigue tu instinto. Si se ve bien, ¡así se queda!
Pero si aún insistes, te proporcionaré algunas referencias que pueden ayudarte a acertar de entrada:
Encontrar un equilibrio entre la forma de la lámpara y la mesa suele ser efectivo. A mesas rectangulares/alargadas, opta por lámparas en línea (una lámpara lineal, dos/tres medianas o varias pequeñas). La idea es repartir la luz a lo largo de toda la mesa. A mesas más compactas, lo mejor es una buena lámpara central.
Una proporción adecuada entre la lámpara y la mesa es que esta tenga un diámetro de, al menos, la mitad de la longitud de la mesa. Por ejemplo, para una mesa redonda de ø120cm, una lámpara de unos ø60cm quedará equilibrada
O si lo quieres ver de otra manera, elige una lámpara que sea 60cm más pequeña que la mesa, de manera que queden 30cm libres en cada extremo. Así, al levantarte, evitarás golpearte con la lámpara aunque estuviese algo baja.
Fotos: Pinterest
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