Os pongo en situación, piso de alquiler con muebles que no pegan contigo ni con cola.. Los estás quitando para subirlos al desván y no volver a verlos hasta el día en que dejes el piso, y te encuentras con que están todos fijados a la pared con unos agujeros enormes como si fuera a haber un terremoto...
En ese momento se nos plantean dos opciones:
1. Se emplastecen los agujeros y se tapan cuando pintemos
Ventaja: adiós agujeros.
Desventaja: el día que nos vayamos del piso y haya que volver a colocar los muebles estaremos mil años volviendo a medir para hacer todos los agujeros de nuevo y dejar los muebles tal y como estaban)
2. Se dejan los agujeros y ya inventaremos algo para taparlos y como no, con las tres b (bueno, bonito y barato), que para eso estamos de alquiler y somos dos cabezas pensantes.
Ventaja: el día que nos vayamos será "sólo colocar los muebles y listo.
Desventaja: toca pensar como los disimulamos.
Al ver el diy ya imagináis con qué opción nos quedamos, verdad? Después de
Unos círculos de corcho, con un estampado bonito a juego con el resto de la deco del salón era la mejor opción. ¿Os quedáis para ver cómo los hicimos?
Materiales:
Manteles individuales de corcho (yo utilicé estos de Ikea, pero os servirá cualquier corcho)
Compás o regla, según las formas que queramos hacer
Tijeras o cutter bien afilado
Cola
Pincel
Cinta de doble cara
Papeles para forrar el corcho (yo imprimí unos fondos que me gustaban en papel normal)
Empezamos:
Lo primero será dibujar en el corcho la forma que más nos guste. Yo he hecho círculos de varios tamaños para conseguir un efecto más desenfadado. Podéis hacerlos todos iguales, mezclar formas, hacerlos cuadrados o con otras formas geométricas, lo que se os ocurra!
Después, con unas tijeras o un cutter bien afilado (para que el borde nos quede liso), vamos recortando la forma que hayamos dibujado. Es súper sencillo porque el corcho es finito y se corta muy bien.
Una vez que tengamos las figuras de corcho recortadas, la marcamos por el revés del papel que vamos a utilizar para forrarlas.
Recortamos el papel y lo pegamos. Para ello, ponemos un poco de cola en el corcho, colocamos el papel sobre ella y volvemos a aplicar una capa de cola sobre el papel.
Un truco para que os quede lisito y no os salgan arrugas, es empezar a aplicar la cola del centro a los lados, así iremos estirando el papel. No pongáis mucha cola, es mejor quedarse cortos y tener que repasar luego si nos falta, que poner demasiada cola ya que podemos hacer que el papel nos quede con manchas, sobre todo si tiene partes blancas o más claritas como alguno de los que he elegido yo.
Cuando la cola esté bien seca, estarán listos para colocarlos en la pared. Yo elegí cinta de doble cara, es lo más rápido y sencillo de colocar.
Pero tengo que decir que algún círculo, al cabo de unas horas de estar en la pared se calló. Debe ser que el corcho es demasiado poroso y la cinta no terminó de agarrar bien. Así que al final hemos colocado una pequeña punta en cada uno de ellos y así nos aseguramos que quedan bien sujetos.
¿Se aprecian bien los agujeros que quedaron en la pared? Ya veis que había que camuflarlos si o si...
Con la cinta colocada, ya tenemos el círculo listo para colgar de la pared. Como comenté en el paso anterior, podéis probar a ver si os aguanta y no se os caen, si no podéis reforzarlos con un pequeño clavo. Apenas se notan :D
Y este es el resultado final. Está mal que yo lo diga, pero a mi me encanta! Por poco más de cinco euros hemos conseguido una decoración personalizada y una pared llena de vida y color.
Lo mejor es que cuando nos cansemos de los papeles que hemos elegido, podemos cambiarlos sin remordimientos de conciencia. Además, podemos ir cambiando la composición añadiendo o quitando círculos o mezclándolos con otras formas.
Espero que os haya gustado este diy y si lo ponéis en práctica, me encantará ver el resultado. Seguro que os queda genial!
¿Qué os ha parecido?
¿Os gustan estos diy con las tres b?