El alcohol al volante, grandes consecuencias

El Alcohol al Volante Mata
El alcohol constituye uno de los principales factores intervinientes en los accidentes y muertes en el sistema del tránsito. A su vez, los jóvenes menores de 25 años mueren más en calles y rutas que por cualquier enfermedad.

Un auto puede convertirse en un arma. Suena fuerte, pero es así. Cuando uno conduce no solo tiene una enorme responsabilidad, si no que está al frente de algo que podría matar a una persona si se utiliza de forma forma incorrecta. Por supuesto existen accidentes provocados por diferentes causas, hasta las más ridículas, pero la mayoría, parten de la negligencia por parte del conductor.

Es sabido que “el alcohol al volante mata”. Cuando salimos a cenar con amigos pensamos que una copa de más no nos hará nada, sin embargo son muchos los casos en los cuales una copa extra termina mal. Pasa con los cumpleaños familiares o las fechas sociales como San Patricio, Navidad o Año Nuevo son momentos de festejo donde el alcohol se hace presente.



Pero, más allá de la diversión, es importante tener presente cuáles son los efectos que el consumo de alcohol provoca en nuestro organismo y los peligros que supone durante la conducción.

¿Cuáles son los efectos que provoca?

Incrementa el riesgo de sufrir un incidente vial y la probabilidad de que este tenga un desenlace mortal o cause traumatismos graves.

Produce importantes efectos sobre la visión: la acomodación y la capacidad para seguir objetos con la vista se deterioran, incluso con niveles bajos de alcohol en sangre.

Genera efectos sobre la coordinación y la atención, y aumenta el tiempo que una persona tarda en decidir qué debe hacer o cuándo actuar.

Provoca falso estado de euforia, seguridad y confianza en sí mismo: aparece un desprecio por el peligro y una tendencia a transgredir las normas.
El nivel de alcohol permitido en sangre en los Estados Unidos es de 0,8 por litro de sangre y en otros países, la tolerancia es 0. Ello se debe a que mayor cantidad de alcohol deriva en la pérdida de reflejos. Si una persona no tiene buenos reflejos falla al frenar a tiempo, girar, esquivar autos u obstáculos, dar marcha atrás, etcétera.


Las consecuencias pueden ser pocas o muchas y muy grandes. Por ejemplo, de las más leves serían multas de tránsito o choques menores, que aún así supondrán un gran gasto para su bolsillo.

Más grave puede ser la inhabilitación para conducir, ir a prisión, con la consecuente pérdida de su empleo, o aún peor, atropellar a una persona y causarle heridas severas o la muerte. En este caso no solo usted se enfrentaría a un tribunal y debería aceptar una pena de reclusión por muchos años, sino que también pesaría sobre su conciencia el hecho de dejar a una familia muy dolida por la pérdida de un ser querido.

Si se encuentra en un lugar alejado y debe regresar a su casa, lo mejor y correcto sería llamar a un taxi y dejar el auto hasta el día siguiente. De otro modo, deberá buscarse un abogado y ponerle pecho a una situación para nada agradable.

¡Cuidemosnos entre todos, todos somos responsables de construir una buena sociedad!

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