Mientras llega o no ese momento, hoy recorreremos esta magnifica vivienda que mezcla estilos y tiempos de una forma a la que no solemos estar acostumbrados.
Con mucho toque vintage, y ese toque clásico de un edificio modernista, esa vivienda de 148 m2, (ahí es nada) y que data de principio de 1900.
En lugar de llenar el espacio de piezas mas lineales y modernas, en este caso, se opta por seguir esa linea clásica y de piezas personales, que se decanta por intentar seguir un toque mas que perfecto.
Sin embargo hay algo que no abandona, y es la preferencia por el color blanco, y que sean solo ciertos detalles los que aporten ese brillo y color.
Ya veréis como os gusta, aunque no seáis de clásicos, hay muchos detalles dignos de envidiar e inspirar.
Pues por empezar en algún espacio, el salón comedor, es un lugar donde cada cosa, equilibra a la anterior.
Sin duda, son completas protagonistas esas molduras y panelados de la pared, que al estar pintados en blanco, lo que hacen es aportar volumen y textura de una forma delicada.
La mesa de comedor es donde se centran piezas de estilos contrarios, con la impersonalidad de sillas plásticas, y ese carácter de un espejo dorado y barroco.
Con esa luz increíble y la combinación de texturas, los rincones que se crean son mas que acogedores.
Como os comento muchas veces, la incursión de plantas y colores verdes, aportan ese fresco y color que hace una vivienda o rincón mas agradable.
Los suelos de espiga son otra de esas ventajas y tesoros.
Lejos de alejarse de la actualidad o del diseño, ahora mas que nunca se han convertido en un IT de la decoración.
Si son naturales, de tablilla o con un toque desgastado, no pasa nada, le aportaran carácter y personalidad.
Uno de los espacios de esta vivienda es la cocina, con todos esos detalles, y el calor que aporta el mobiliario.
Sin duda, me encanta.
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By Carolina