Sabes que llega un momento en el que hay que hacerlo. Esa piscina que tan buenos ratos os ha hecho pasar este verano tiene que guardarse porque el otoño ya ha llegado y el fresquito con él. Quizá es una decisión que has estado arrastrando cierto tiempo, sobre todo por los niños. Ya sabemos que con ellos nos podemos encontrar cualquier cosa y los hay que desafían las leyes de la razón y de la naturaleza con tal de pegarse otro chapuzón. Pero tenemos que establecer un método, una manera de saber hasta cuándo dejar la piscina de los niños. ¿Cuándo es el momento de recogerlo todo y guardarlo?
El fresquito, eso tan subjetivo
Lo observarás en tu vida diaria en muchos ámbitos distintos. Desde cuando compartes cama con tu pareja y a uno le falta mientras que a otro le sobra la manta, hasta en la oficina con los aires acondicionados y las calefacciones. La temperatura, o más bien la percepción de la misma, tiene una parte subjetiva. Por eso, aunque nosotros tengamos una sensación, es posible que nuestros hijos no. Dentro del respeto por su propia naturaleza, es importante saber cuándo cortar y dejar el próximo baño como ilusión para el año que viene.
Viene al caso en este punto un hecho sorprendente desde nuestra óptica española, y es que en los países nórdicos es muy habitual que en pleno invierno se deje a los niños dormir en sus cochecitos en la calle. Con temperaturas bajo cero, los padres dejan en las puertas de las cafeterías o en las terrazas de los amigos cuando van a visitarlos los carritos de sus hijos. Una práctica que realizan porque están convencidos de que eso les ayuda a estar más saludables y tener menos enfermedades.
Otro de los factores que tenemos que tener en cuenta cuando hablamos de la temperatura es la región en la que vivimos. Seguramente en el norte se guardarán las piscinas de los niños mucho antes de lo que se hace en el sur. La lógica nos dará seguramente la solución a cuándo ya hace demasiado frío para bañarse. Sobre todo, teniendo en cuenta que los cambios fuertes de temperatura pueden hacer que nuestros hijos se resfríen, con todo lo que ello conlleva.
Encontrar un hueco para guardar la piscina
Suele ser algo que ocurre poco a poco. Cada vez les apetece menos bañarse y, además, ya han entrado en la rutina del cole. Así que en el primer fin de semana que ya percibas que la cosa ha cambiado definitivamente, debes ponerte manos a la obra para guardar la piscina. Suele ser una tarea que da pereza y que se va dejando para otro momento mejor. Desengañémonos, no va a haber otro momento mejor ni que dé menos pereza que este. Así que anímate, en uno de esos fines de semana que te hayas propuesto organizarte y guarda adecuadamente la piscina de los niños.
Dependiendo de su tamaño será más sencillo o más complicado vaciarla, pero normalmente no requiere de grandes esfuerzos. Te recomendamos que reutilices el agua para baldear la terraza, regar las plantas o lavar el coche. Así no desperdiciarás ni una gota de este bien de la naturaleza del que disponemos y disfrutamos. Sécala bien, guárdala en su caja original y déjala en algún sitio que luego recuerdes. Así, cuando vuelva de nuevo el buen tiempo, la tendrás a mano y en muy poco tiempo podrás volver a montarla.
¿Y tú? ¿Todavía estás dudando de cuándo guardar definitivamente la piscina de los niños? La temperatura y la falta de uso te darán las claves para tomar la decisión acertada.
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