Este “utensilio” no es más que una reminiscencia de los “cucharros” que utilizaban las lavanderas. Unos recipientes de madera con unas ondulaciones, que pesaban muy poco por lo que se transportaban fácilmente a los lavaderos de los pueblos donde a base de frotar sobre ellos se quitaba la suciedad.
El lavado de la ropa era una tarea ardua y pesada que al igual que el planchado requería de una persona que se dedicase a la misma, y por tanto nuevamente nos encontramos ante un distintivo social, la gente más pudiente pagaba a una lavandera para que le lavase la ropa.
La mecanización del lavado de la ropa no aparece hasta el siglo XIX en Europa, y consistía en una caja de madera donde se metía la ropa, agua y jabón y se movía con una manivela. Esto evolucionó rápidamente hacia mecanismo más complejos, hasta que a principios del siglo XX aparecen las primeras lavadoras eléctricas basadas en un invento de Alva Fisher.
En las casas actuales la gestión de la ropa es una de las tareas que más tiempo y energía requiere, por eso en muchas es habitual que haya una zona o habitación específica para la colada, donde está la lavadora, la secadora, la plancha etc. En mi tablero “Lavandería” de Pinterest encontraréis inspiración para esta área tan importante de la casa.
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