Hemos viajado desde las montañas del Rif hasta el desierto de Erg Chebbi para ofrecerte una colección hecha sin prisas y con mucho amor. Cada pieza es única, está hecha a mano, con calma y mucha alma.
Siento profunda admiración por las personas que se apasionan con lo que hacen, sin miedos, afrontando lo que venga, aunque sea un salto al vacío. Por eso, la decisión de abrir las puertas de azul bereber no es la más cómoda para mi, pero me hace tan feliz, que allá voy! Gracias Lucía, por encontrarte casi sin querer y enseñarme que las ideas no valen de nada, si no las pones en práctica.
Hoy más que nunca, bienvenidos a azul bereber.