A todas nos ha pasado, verdad? Estar esperando un bebé y ponernos como locas a preparar todas sus cosas: que si habitación, que si ropita, que si mil cacharros para que coma (ya no os hablo de los viajes, porque hay tanto trasto portátil para los enanos que con ellos podríamos amueblar una segunda casa!). En fin, que es lo normal, le llaman "el síndrome del nido"... Es el instinto natural (de esos muy primarios que todavía conservamos) que nos conduce a tener preparado todo para nuestro pollo (a eso y comer como locas!!).
Empezamos la semana con una habitación anexa de bebé, que me tiene Inlove total. Amor puro nada más verlas. Y lo digo en plural, porque las dos me encantan. Por un lado, la infantil es espaciosa, sencilla, luminosa y acogedora; por otro, la de "padres" está amueblada de forma lowcost, tiene los elementos imprescindibles y hasta una zona de trabajo.
Las ideas estrella las veo en varios puntos. Primero, la comunicación. Cuando nace nuestro bebé necesitamos tenerlo bien cerca, y aquí lo resuelven con dos grandes puertas que separan las habitaciones si es necesario. En segundo lugar: el armario compartido. Situado en la habitación infantil, pero que da servicio a los dos cuartos. Y tercero, ese "juntos, pero cada uno con su personalidad". Cuando hay un nene pequeño por la casa, todo acaba invadido por trastos infantiles (quién no ha tenido cestos con juguetes en todas las esquinas??). Cada cuarto con su estilo y su decoración, pero ambos bien comunicados e integrados :)
Buen comienzo de semana. En los escaparates empieza a oler a Navidad:)
Coralia.
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