Su diseño se realizó en 1948 para un concurso internacional de diseño de muebles lowcost, organizado por el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Se buscaba producir muebles de calidad, con diseños atractivos, capaces de adaptarse a gran variedad de usos, y sobre todo, a precios competitivos para que pudiesen estar al alcance de la mayoría de la población. Los Eames recibieron el segundo premio en este concurso e inmediatamente su diseño se convirtió en un icono.
Fue la primera silla de fabricación industrial en plástico, originalmente con el asiento en fibra de vidrio, aunque ahora es muy común encontrarlas fabricadas en polipropileno. Su diseño está disponible en silla, en sillón y en balancín, en una amplia gama de colores y también con muchas opciones de tapicería. Sus patas también pueden ser de madera o metálicas. También podemos encontrarlas en tamaño mini para los peques de la casa.
Su capacidad de poder adaptarse y encajar en innumerables espacios y estilos es lo que le hace que sea un clásico digno de estar en museos, aeropuertos, colegios, salas de estar, oficinas, restaurantes, tiendas, etc.
Los Eames consiguieron crear un modelo que ofrecía una respuesta universal a lo que todos deseaban en una silla: una forma simple, elegante que se adapte a cualquier cuerpo y a cualquier lugar. No es de extrañar por tanto el éxito de este diseño.
Yo ya me hice con el balancín hace unos meses, ¿y vosotros, ya habéis adquirido alguna silla Eames?
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