El salón, la cocina y el comedor, cuentan con vistas al mar pero separando cada zona. La isla de la cocina, abierta, aporta funcionalidad y se ilumina con cuatro bombillas Edison de tamaño XL. La casa ofrecía un amplio espacio, potenciado por los grandes ventanales que dejan entrar mucha luz natural en los largos días de verano, por lo que la diseñadora colocó dos sofás en azul y dos mesitas de centro en madera blanca natural, decoradas con motivos veraniegos . Los pufs de fibra dan un toque rústico muy acogedor.
En el piso de arriba, las habitaciones, baños y aseo siguen la misma línea general de toda la casa. Los armarios están hechos a medida, en color blanco, y e imitan las persianas mallorquinas. Detalles en dorado, alfombra de ratán y vistas al horizonte gracias a los grandes ventanales que aseguran luz natural y frescor durante los meses más calurosos. En el baño, el tono cobrizo y los detalles vintage presiden la estancia. El resultado es un look marinero total, inspirado especialmente en Cabrera, que flota a lo lejos y que podemos ver desde el pueblo cada día al despertar.
Con su cantina de pescadores, su aroma y sus paisajes, resulta un auténtico placer vivir en una isla. ¿No os resulta inspirador?
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