El de hoy quiero que sea un homenaje a las cocinas blancas, esas por las que muchas suspiran pero no acaban de atreverse ‘porque se ensuciará mucho’, ‘porque el blanco no es compatible con los niños’, ‘porque son muy delicadas’ Pues bien, aunque es verdad que voy a tener que remirar mucho estas fotos para verla recogida: ¿qué familia con niños no vive instaurada en el desorden? Y como todas van a acabar desordenadas, mejor apostar por algo que realmente nos guste y vaya con nuestro estilo, ¿no?
La nuestra está pegadita al recibidor, así que es casi lo primero que ves cuando entras, nuestra segunda carta de presentación jajaja
En su día me decían que estaba loca queriendo todo tan blanco y eso que Alma aún no era ni un proyecto. Pero lo único con lo que acabé cediendo fue con la encimera de cuarzo en lugar de una de madera natural o de mármol de carrara. Es verdad que quedan preciosas y son muy ‘Pinterest’, pero al final descartamos ambas por el tema del mantenimiento.
Como veis, se trata de una cocina bastante grande pero no lo suficientemente ancha como para haber colocado una isla en el centro. Esa es otra cosa que me habría encantado poner, pero que no pudo ser. Así que la distribución se hizo en forma de U, con lavavajillas, microondas, horno, nevera y congelador (integrados) en el mismo frente. El fregadero debajo de la ventana y la barra donde desayunamos, comemos y cenamos en el otro ala.
A la izquierda, la puerta corredera que conduce al lavadero y la estantería Ivar de Ikea.
El grifo extraíble, el fregadero de Fränke y el resto de electrodomésticos los compramos por internet, los estores son de Ikea y para el salpicadero elegimos un cristal blanco al ácido que hace poco sustituimos un vinilo de cuadrícula.
Como os contaba en el post de la estantería, la madera natural le da un toque de calidez perfecto para romper con tanto blanco y la torre de aprendizaje DIY va de un lado para otro de la cocina (y de la casa)
El suelo de la cocina y de toda la casa, por el que también me soléis preguntar, es el modelo Teaker de Kronos Ceramiche La luz natural viene de serie y es otro de nuestros grandes tesoros.
Y después de todos estos años con mi cocina blanca os diré: que no la cambio por nada del mundo, que se ensucia mucho (como todas), pero que se limpia fácilmente y que cuando está recogida (esos benditos segundos jajaja) da una sensación de paz y tranquilidad que no he sentido en otras cocinas.
En el siguiente post os enseñaré lo que falta y cómo se transforma este espacio tan neutro con unas flores u otros detalles de color.
¿Qué os ha parecido? ¿Os gustan las cocinas blancas o preferís otros colores? ¿Cambiaríais algo de las vuestras?
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