Todo empieza con el recién llegado a nuestro país Black Friday, pistoletazo de salida para el desenfreno y la locura consumista. Tradicionalmente el Viernes Negro es el inicio de las compras navideñas en EEUU y tiene lugar un día después de Acción de Gracias. Varias teorías explican el porqué de su nombre: algunos lo sitúan en las calles de Philadelphia donde los policías usaban el término para referirse a las multitudes y al caos en el tráfico que acompañaban al inicio de la temporada de compras navideñas, pero no fue hasta 1975 cuando The New York Times en uno de sus reportajes para referirse al día más activo del año en compras y tráfico. Otros, en cambio, la atribuyen a que los pequeños comercios cambiaban los número rojos de perdidas por los negros de los beneficios que se obtenían en esta época del año. En cualquier caso, en nuestro país y como solemos hacer, hemos importado este día señalado a nuestra manera y el Black Friday lo empezados el lunes anterior y dura toda una semana con ofertas de todo tipo.
Seguimos con el Cyber Monday… y no esperamos mucho… es el primer lunes después del Black Friday. Sus inicios son relativamente cercanos, de hecho este año nos estrenamos en España y se centra, básicamente, en compras on-line.
Y así, non stop hasta pasadas las fiestas navideñas. Pero no paramos en enero (a pesar de muchos ver resentida su economía familiar) porque el 7 de enero empieza la fiebre de la rebajas. Grandes ofertas que, en ocasiones no lo son tanto, influyen en nuestro poder de decisión creándonos necesidades donde no las hay, solo hay que mirar los armarios y cajones de nuestras casas para darnos cuenta de ello.
No intento ir en contra de todo, yo también compro, pero hagamoslo de una manera racional y reflexiva pensando si, realmente, necesitamos aquello que vamos a comprar. En caso contrario, lo más seguro, es que acabe en el fondo de un armario, en la basura o en Wallapop.
Para evitar los impulsos que nos llevan a comprar compulsivamente, tengamos en cuenta unos cuantos consejos:
1- Haz una lista de los que necesitas comprar y pide a tus familiares y amigos que hagan lo mismo con los regalos que les gustaría recibir, de este modo compraremos solo aquello que la persona quiere recibir. Las sorpresas están muy bien, pero si lo que hemos comprado no llega a usarse nunca, es posible que la sorpresa nos la llevemos nosotros.
2- Se previsor/a y adelanta las compras lo máximo posible, si lo dejamos para última hora es más probable que el nerviosismo y es estrés se apodere de nosotros y compremos por el simple hecho de comprar algo.
3- Compara precios y características de los productos, así como las condiciones de compra y de devolución. A veces es preferible pagar un poco más y obtener más calidad, además de asegurarnos una buena política de devolución o de garantías si el producto no es lo que esperábamos o se nos estropea.
4- Valoremos muy seriamente la opción de regalar experiencias. Entradas para el teatro, para ver un musical, un concierto, un masaje, ir a cenar a un lugar especial o, si la economía lo permite, un fin de semana a París, a Roma o a una casa rural ¿Por qué no? Es la mejor manera de no acumular trastos y de pasar tiempo con las personas que nos importan. En casa lo llevamos haciendo muchos años, incluso con nuestra hija desde que era muy pequeña, y hemos conseguido que a sus 11 años de edad siempre haya en sus listas de regalos unas entrada para ver el musical de moda o un concierto de su cantante favorito. No necesitan tantos juguetes y en cambio necesitan más tiempo con nosotros.
5- El orden nos ayudará mucho en la tarea de no comprar más de lo necesario, sabiendo lo que tenemos en casa evitaremos en duplicar o triplicar la compra de muchos productos.
Y recuerda, en Navidad no es más feliz el que más gasta y más tiene, si no aquel que pasa más tiempo con sus seres queridos y haciendo lo que realmente le gusta.
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