Mi hogar es un lugar vivo, va cambiando conmigo y con mis etapas, pero en él siempre hay cosas que se repiten. Así siempre lo hacen mío.
- Plantas: aunque soy bastante negada con el tema plantas, siempre tengo muchas (le doy las gracias desde aquí a todas esas campeonas que sobreviven). Dan sensación de vida en cualquier estancia, movimiento en los rincones más estáticos. Me gusta que me acompañen.
- Flores: en jarrones, macetas, ventanas o artificiales, todas me valen. De estas ya os he hablado tantas veces son la luz en cualquier esquina tanto el toque de color a cualquier rincón. Ahora estoy trabajando sobre qué plantar en el jardín para tener mi propia producción.
- Mi rincón tranquilo: Éste está en fase de construcción, ya lo tengo ubicado pero tendréis que esperar a que termine las obras para que os lo pueda enseñar. Será mi lugar de retiro, de silencio y tranquilidad. El mío y el de cualquier miembro de la familia que quiera utilizarlo.
Necesito un sillón de este estilo, tengo que hacerme con uno (este es de Menamobel y podéis encontrarlo en su catálogo de muebles online)
- Los aromas: entrar en cualquier estancia y que su aroma me transmita justo lo que necesito en cada momento. La entrada a casa, el baño, mi habitación cada lugar el suyo, todos sutiles y acogedores.
- Las sábanas blancas: Indispensables para esa sensación de pureza, paz y bienestar. Esa sensación de limpieza cada vez que entras en la cama (ahora sólo me falta uno de esos colchones de gel para descansar de los que tantas maravillas me han contado).
- El orden: de ese ya os hablé en este otro post. El orden nos da tranquilidad, e intentar mantenerlo no es tan difícil (aunque 8 años después aún estoy acostumbrándome al desorden “infantil”)
El resto lo ponemos nosotros, la vida, las risas, las tardes de cine con palomitas, los “mostos” en el jardín, las charlas en la cena y las sobremesas de domingo son cosecha propia, y en realidad eso es lo que de verdad
convierte tu casa en un hogar.