Este chalé de tres plantas situado en Valdemoro (Madrid) tiene un estilo completamente singular, ya que la destreza de sus habitantes ha contribuido a crear un halo especial. En este sentido, la buena maña que tiene esta pareja con el bricolaje, facilitó las tareas de pintura y la realización de ciertos muebles y accesorios. Además, el extraordinario manejo que tiene la propietaria de la máquina de coser se ha visto reflejado en cortinas y estores.
La pareja echó a suertes quién se haría cargo del salón y del dormitorio. Víctor fue el que impuso su ley en la primera estancia, "de ahí que tenga que sufrir el tener la tele en medio del salón", se lamenta su novia. En los muebles estuvieron de acuerdo, pues la mayoría pertenecen a Ikea. Laura se sirvió del acogedor mimbre para "suavizar el color negro".
La zona del comedor está decorada con mucho gusto. Sobre la mesa vemos un sencillo camino de mesa y varios objetos decorativos. En las paredes, hay una lámina y un cuadro de la Alhambra, con un gran valor sentimental para los habitantes de este chalé. Laura está pensando en cambiar las sillas porque "fue una compra precipitada y ahora no me convencen demasiado".
Las áreas cercanas al sofá están llenas de detalles ornamentales. En uno de los lados, observamos unas mesas nido repletas de accesorios teñidos de los dos colores predominantes del salón: rojo y naranja. Sobre el sofá hay dos tapices procedentes de la India, pero están pensando en sustituirlos por un cuadro. Al otro lado, hay un par de macetas y unos tambores.
Las paredes del recibidor han sido revestidas con un delicado papel pintado a rayas. Laura confiesa que les ha resultado muy complicado "porque es como de tela y pesa un montón". Después del esfuerzo, vemos que el resultado ha merecido la pena, ya que la bienvenida al hogar destila mucha calidez. El jarrón al principio de la escalera es de la tienda Casa.
Muchas piezas de mobiliario son de fabricación casera. La artesanía alcanza una buena puntuación en calidad al fijarnos en la mesa de centro, obra del hombre de la casa: "con una viga maciza hizo las patas y para unirlas utilizó unos tubos metálicos. Luego colocó una balda inferior para el revistero y el cristal", nos cuenta ella.
El color azul domina en el baño principal. La pila de cristal da ligereza y el mueble bajo lavabo tiene una gran capacidad. Los muros de pavés siempre cautivaron a esta lectora, y más aún desde que conoció el foro de Decoración de Facilisimo.com. Por eso, compraron los bloques en La Plataforma de la Construcción y levantaron la mampara.
En la cocina no se pudo aplicar la misma imaginación que en el resto de la casa porque “los muebles son tal cual nos los dieron en la obra”. De todas formas, la adecuación ha sido sencilla, dado que los tonos son bastante neutros: alicatado blanco, una cenefa discreta y muebles en madera clara. Para tenerlo todo a mano en el espacio de trabajo, se recurrió a unas barras en inox con colgadores.
Para el aseo, un terroso muy tenue sirve de telón de fondo para un entorno tranquilo que huye de la estética recargada. Un papel del Leroy Merlin luce en la parte superior del zócalo, limitado por una sutil cenefa. La próxima meta es adquirir un nuevo espejo provisto de un marco de color blanco. Con un retal, Laura confeccionó el estor.
Para proyectar un comedor informal, se optó por crear un pequeño office en un lugar tranquilo y luminoso. Cerca de la ventana, se ha colocado una mesa comprada en un outlet de Camino a Casa. Por su parte, las dos sillas y la veneciana se adquirieron en Ikea. Los tonos naranjas de los accesorios, procedentes de A loja do gato preto en su mayoría.
El banco a los pies de la cama es de una tienda del polígono Európolis, en las Rozas. “Le puse una colchoneta forrada con tela del Ikea porque el asiento era de rejilla y me parecía demasiado clásico”, comenta esta lectora, que aprovechó las telas de Ka Internacional sobrantes después de hacer las caídas para confeccionar los cojines y la manta.
El presupuesto para el dormitorio de invitados fue ajustado, pues prefirieron invertir en otras habitaciones con mayor tránsito. Lo que más llama la atención es la zona del cabecero, que Laura ha hecho ella misma con tela de saco y un listón de madera. Los visillos y el edredón son de A loja do gato preto, pero el brillante colorido de éste último no le satisface mucho.
En un rincón del dormitorio principal hay una butaca de Becara, comprada en un rastrillo del municipio de Pinto. “Aún me queda decorar media habitación”, admite esta lectora, que sigue puliendo con mimo todos los detalles dentro de la alcoba, ya que está terminando de personalizar una librería y, dentro de poco, comprará una alfombra.
Para el dormitorio principal, Laura lo tenía claro respecto al color de los muebles: blanco. A la firma Seys pertenecen las mesillas, el cabecero y el chifonier. Los textiles que visten el lecho combinan rayas y cuadros en blanco y rojo, jugando con los colores del mobiliario y la pared del cabecero. El entorno desprende un sosiego magnífico.
El estudio es también el taller de costura particular de Laura, pues comenta que “aquí es donde suelo coser a máquina porque es una habitación muy soleada”. El verde lima y el azul turquesa consiguen que el ambiente desprenda buena vibraciones. Una barra sostiene las telas con las que está trabajando con el fin de que no se arruguen.
El estudio es también el taller de costura particular de Laura, pues comenta que “aquí es donde suelo coser a máquina porque es una habitación muy soleada”. El verde lima y el azul turquesa consiguen que el ambiente desprenda buenas vibraciones. Una barra sostiene las telas con las que está trabajando con el fin de que no se arruguen.
Los archivadores repartidos por las baldas guardan un secreto: “del foro cogí la idea de rotular los letreros de las cajas”. En los estantes blancos de Leroy Merlin hay dispuestos recipientes que, además de adornar, sirven a los menesteres con la aguja. Este cuidado por ornamentar se aplica con suma delicadeza, como sólo puede hacerlo una persona que disfruta decorando.