Una situación céntrica y una superficie de 70 m² son las bazas de este espacio lleno de posibilidades. El proyecto de reforma se encargó a Mariano Ibáñez, y el de interiorismo, a Cristina Ros de la Vega que apostaron por el blanco como color dominante de principio a fin. Un aire sofisticado que se le da a la zona de estar, que destila feminidad con el vibrante cromatismo de cojines y plaids.
Un techo con las vigas de madera recuperadas y que no se ocultaron con uno falso, sino que se pintaron y se tornaron luminosas por el color blanco, ganando el altura y carácter original y vintage, dada su textura natural. El blanco, como recurso característico principal, tiñe así las paredes y también el suelo, incluso algunos muebles. Con esta puesta en escena "total white" son los complementos, los textiles y los tapizados del salón los que aportan la nota de intensidad y dinamizan los ambientes. El maxi espejo del comedor con forma de arco dota al ambiente de un aire más exclusivo.
Toques vintage que dotan a este interior de la elegancia que aportan los tejidos aterciopelados, antiguos, que pertenecían a la familia, y que ahora imprimen calidez al salón en forma de bonitos tapices. Los muebles también aportan su toque retro-vintage pues prodecen de un mercadillo de antigüedades de Aviñón. Ambiente romántico en cada uno de los rincones.
Piezas con personalidad industrial y estética retro-vintage, elegancia y glamour en un apartamento rico en matices. ¡Feliz día!
Fotos [] Mi Casa
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