Particularmente no es un color que me fascine, quizás pueda atraerme en pequeñas dosis y combinado con otras tonalidades, algo que nunca le reconoceré a mi hija pequeña, en su mundo de princesas este color encaja a la perfección. Veréis ejemplos de lo que sí me gusta, como la imagen donde aparece un papel pintado con flamencos junto a un carrito camarera, o la habitación infantil donde se ha usado junto al amarillo, una buena opción para sustituir al típico azul y rosa…
En general os confieso que me han llamado más la atención las imágenes que tienen que ver con la moda, como los zapatos brillantes de cordones, ¡espectaculares!, aunque jamás me los pondría (llaman demasiado la atención y yo prefiero pasar desapercibida, soy así de aburrida). Que sepáis que ni Michelle Obama escapa a la tentación de este color…
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