Los trabajos llegan con cuentagotas, como me decía Sandra, que lo compagina con homestaging. Tienes que hacer multitud de otras pequeñas acciones (mover las redes sociales, asistir a charlas, hacer metworking, regalar tiempo, venderte muy bien…..) para conseguir hacer lo que en realidad quieres que es organizar un armario, o vaciar un trastero., me decía Ana. Ellas son ya de las veteranas (en una profesión que como tal en España no tiene más de 5 años de trayectoria oficial, por más que muchas llevemos más tiempo) saben lo que dicen, yo las entiendo. Aun así cuando me preguntan si esto tiene futuro sigo diciendo l que decía hace 7 años, si, lo tiene, es un camino a largo plazo, y hay una demanda latente que tenemos que estimular, si lo hacemos muchas a la vez, es más fácil.
Las nuevas (y más jóvenes también en su mayoría) vienen al congreso por primera vez con la fuerza y la ilusión que les da el descubrir que eso que creían que era una rareza, puede ser en realidad la forma de ganarse la vida haciendo lo que les gusta, ¡si hasta hay una Asociación que nos une!, dicen muchas. La más joven, Martina (22 años) no tiene redes sociales dedicadas a la profesión, pero es capaz de trabajar 16 horas seguidas para que un despacho de abogados que la ha contratado para organizárselo un viernes, pueda estar funcionando el lunes. Dice que en vez de irse de copas con los amigos, prefiere dedicar su tiempo a su recién estrenada profesión.
Yo eso no lo puedo hacer, lo admito, yo esa fase ya la he pasado, ahora estoy en otra cosa. Estoy en la fase dos, como Mar nos explicaba en su ponencia de ayer sobre crear empresa, estoy escalando mi negocio, quiero dedicarme a lo que me gusta, vivir de ello, pero no a cualquier precio.
A veces tengo bajones (muchas los tienen), entonces llamo a María, que este año año no ha podido venir, muy a su pesar, me consta), y el congreso sin Maria Gallay es otra cosa. Ella es como la Torre de Hércules, un bastión al que me aferro en mis momentos de querer abandonar, que también los tengo. Igual que yo lo soy para otras.
Para hacer ver a la sociedad que un organizador profesional no es alguien que sabe ordenar y por eso te va a cobrar un dineral, o que por contratar un servicio de orden de armario no hay porqué avergonzase. Para hacer ver a las empresas de mudanzas, inmobiliarias y colectivos profesionales que AOPE no es un grupo de marujas aburridas , como alguna vez he oido, a las que les gusta ordenar y se reunen para hablar de ello, es una profesión que les puede aportar a sus negocios un valor diferenciador, incluso un ahorro de costes.
Detrás de AOPE hay mucho esfuerzo, ilusión, vocación de servicio y profesionalidad, al que le he dedicado dos años de mi vida, y lo volvería a hacer porque es la única manera de hacer ver al mundo que un organizador profesional es alqguien que va a conseguir mejorar la calidad de vida de muchas personas, y sólo con la unión podremos conseguirlo.