1. Dos tazas para compartir nuestros cafés, infusiones o incluso chocolates y que podamos tener las mismas tazas l@s d@s. Como no podía ser de otra manera yo elegiría las tazas rosa empolvado de BONJOUR (sí, sé que much@s dirán que rosa no puede ser porque a tu pareja no le gusta y lo entiendo, hay muchos chicos y chicas que odian el rosa, así que no pasa nada, las tendrías en blanco pero en mi caso no tengo ese problema, a mi marido le encanta el rosa y yo más encantada aún.)
2. Flores frescas para decorar nuestra casa. Eso alegra siempre, así que una excelente idea para embellecer nuestro hogar y cargarlo con buena y bella energía. Las flores siempre son un detalle que todo el mundo agradece y siempre dejan cualquier interior sumamente bonito. en este caso, la de SALLY HAMBLETON, (ojalá estuviera más cerca, no saldría de su floristería)
3. Una romántica carta escrita a manos por los d@s. Unas bonitas letras mutuas. Cada vez nos olvidamos más de lo bonito que es recibir unas letras por alguien al que amas o quieres o incluso esas sencillitas notas que te deja en la mesa del escritorio cuando se va unos días de viaje. Pues algo así también sería una opción.
4. Un sencillo desayuno en la cama antes de levantarnos a trabajar. No tiene porque ser excesivo en detalles, un café y un pastelito, no me digas que eso no te dejaría con una sonrisa para todo el día. Pequeños detalles que nos hagan feliz a los dos.
5. Un baño sorpresa de sales aromáticas. Al llegar de trabajar, inmensamente cansad@s y recibir este regalazo. No se puede pedir más. Velas, flores y un baño caliente.
6. Un aroma unisex. Compartir ese olor que puedan llevar los dos a la vez, es un lujazo. (En los viajes te ahorras una botellita en el neceser ;-) y además resulta súper tierno compartir el mismo olor que él/ella. A mí me lo parece. Yo compartiría el Neroli Portofino de Tom Ford, dicen que huele a Portofino, yo no he estado en Portofino pero sí he tenido y disfrutado el perfume y si así huele Portofino, me mudo ya ;-).
7. Un atardecer en la playa, tumbados al sol, leyendo un libro y sintiendo la suave y calentita arena en tus pies a la vez que oyes la brisa del mar, en la mejor compañía. Este último regalo reconozco que me dejo llevar por mis deseos y mi entorno. Si no vives cerca del mar o en una isla (es mi caso) la cosa se complica. Pero bueno sustitúyelo por un planazo en tu ciudad (un atardecer en un parque, ir a ver una peli junt@s,)
En resumen, podemos disfrutar de un SAN VALENTIN especial sin convertirnos en compradores compulsivos de grandes superficies y además disfrutar de esos pequeños lujos que nos alegran la vida.
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