La diferencia entre estas dos fotografías es abismal. En la de abajo, la terraza tal y como era en un principio, sosa y sin vida, una mesa y unas sillas era todo lo que tenía. Tras la renovación, la terraza cobra vida grácias al poupurri de plantas exuberantes y a las fibras naturales que decoran las macetas y el suelo. Y en un rincón, un banco con cojines en colores vibrantes complementan una terraza dispuesta de manera informal, como una pequeña selva donde tienen cabida todo tipo de plantas.
Un portavelas marroquí junto a una maceta plantada de hierbas aromáticas en el mismo color
Los crisantemos franquean la entrada a la terraza en bellísimas macetas de mimbre
Fotografia de Thomas Carlgren, fuente: dromhem & tradgard