Por más bonito que fuera su color natural resultaba muy oscuro como cabecera de cama y resaltaba demasiado del mobiliario del dormitorio.
Una pieza desmontable estaba partida, la restauré antes de pasar a la pintura.
Imprimante fue lo segundo y después pintura a la tiza, un blanco roto y detalles en gris.
Superficies como estas son imposibles de pintar de no contar con una pistola para pintura.
Desgastes en los altos relieves le dieron el toque final, definitivamente ahora hace juego con el mobiliario y el estilo del dueño de la casa, la habitación parece más grande y ya no absorbe
toda la luz del ambiente.
Un poco de pintura cambia mucho más que la superficie que se pinta.
Dejenme sus comentarios sobre el trabajo.