Las habitaciones para relajarse y residir en ellas el "mantra" de los que buscan el refugio en el campo- se encuentran en tipos de casas muy distintas. Desde un elegante ático situado en el bullicioso centro de una ciudad hasta una remota casita de piedra en medio de un bosque o refugio rural bañado por el sol, el concepto del campo ha desempeñado durante muchas décadas un papel clave en la dirección que ha tomado el diseño y la decoración de los espacios creados para vivir.
Rural pero elegante
La idea actual de la habitación para recibir a los invitados está inspirada en las viviendas rurales antiguas de una sola estancia, donde se solía vivir, cocinar y comer, dormir y descansar, responder a la correspondencia, leer, coser, jugar o charlar, y cuyo centro era la importantísima chimenea. Lo que define especialmente al salón contemporáneo de estilo rural es, sobre todo, la comodidad y la calidez, por lo que preciados tesoros y pretenciosos objetos decorativos no tienen cabida en este ambiente informal y relajado. Muebles y objetos de diferentes estilos, de diversas épocas, tradiciones y orígenes se mezclan a la perfección y confieren un carácter distinto y acogedor al salón de la casa de campo.Sin embargo, un salón que resulta cómodo y acogedor en un lugar del mundo puede resultar agobiante y no quedar bien en otro. Así, las personas que viven en regiones muy frías intentarán crear un acogedor santuario con chimenea encendida, mesas y paneles para revestir las paredes realizados en madera desgastada, grandes y mullidos sofás y sillas, así como con cortinas en telas gruesas de bonitos colores. En cambio, en los lugares calurosos y húmedos se procurará lograr un refrescante refugio de pavimentos cerámicos, paredes de colores claros, ventiladores en el techo y ventanas con contraventanas o cubiertas con cortinas de telas muy finas, como la muselina, el lino o la seda.
Muebles característicos
Uno de los grandes encantos del concepto rural es que las normas están hechas para saltárselas. Por lo tanto, no tendría por qué ser raro encontrar en una granja escandinava un salón pintado en una paleta fría que refleje los tonos pálidos que se encuentran en el paisaje del entorno o en el color abrasador de Nuevo México o Marruecos, donde predominan los salones decorados con luminosos tonos amarillos, ocres y verde oscuro.La decoración de un salón que rinde homenaje al estilo rural no tiene por qué ser una imitación teatral inspirada en el pasado o en las tradiciones rurales populares: telas gastadas con estampados de rosas, papeles pintados con flores en paredes y techos, pintura desconchada en todas las superficies posibles y simples muebles de estilo vernacular realizados en roble o en olmo. La sencillez y la inocencia del campo también se pueden encontrar en una visión más sofisticada, atrevida y moderna.
En este sentido, podemos recurrir a las líneas puras de una mesa de aluminio moldeado, a un lujoso sofá tapizado en cuero desgastado, a una chimenea de estilo rural que a primera vista parece de piedra natural pero que, en realidad, se ha construido hábilmente con materiales artificiales, a una pared pintada en tonos crema sobre la que se ha colocado un cuadro abstracto lleno de color, a una llamativa lámpara o a unas vigas del techo hechas con viejas traviesas de vías del tren.
Del libro 'Estilo rural', editado por Blume.