Imágenes: Sonia Sanz
Si os soy sincera, a veces, los restaurantes enfocados a ir a comer con niños son una locura, y lo que a simple vista puede parecer una alternativa práctica y cómoda para que los padres puedan comer más o menos tranquilos, personalmente, me acaban por agobiar. Y que nadie se sienta ofendido con esto, pero prefiero ir a comer a lugares que me gusten porque sí y no porque tengan una piscina de bolas al fondo. Creo que más que abrir cafeterías o restaurantes especialmente adaptados para ir con niños, quizá lo ideal sería, bajo mi punto de vista, que cualquier padre o madre pueda ir a comer con sus hijos donde le apetezca, como algo normal. En este sentido, en el viaje que hicimos con mi familia a París y Bélgica, observé que muchos restaurantes disponían de una zona de juegos para los niños sin que estos locales se definieran como restaurantes del tipo ‘kidfriendly’, al contrario, ese espacio infantil se había integrado de manera natural, sin forzarlo, y supongo que respondiendo a las necesidades de muchos padres que no quieren renunciar a ir a sus restaurantes favoritos porque tengan hijos pequeños. Porque sí, tener hijos te cambia la vida, pero hay muchas, muchas cosas que se pueden seguir haciendo después de ser padres. Y os lo dice una que en más de una ocasión, ha tenido que comer por turnos con F. para poder entretener a la renacuaja.
Así que, un domingo nos decidimos a conocer The Green Spot, un restaurante vegetariano en el Port Vell de Barcelona. Fuimos con nuestra hija de 2 años y no puedo estar más contenta con la experiencia. Al margen de que los camareros estuvieron de lo más simpáticos con Gala, a ella le encantó la comida, y a nosotros también. Pedimos un dip de pimientos y verduras crudas con pan de pita para compartir, y en mi caso opté por la pizza negra, que es la especialidad de la casa.
El local es amplio y con mucha luz, y con un largo pasillo que conduce a los servicios, en el que Gala se puso a corretear cuando acabamos de comer. El café lo tomamos en unos sofás colocados en el centro del establecimiento, donde pudimos relajarnos un rato antes de irnos. Y aprovechando que estábamos al lado del puerto, acabamos el día dando un paseo y comiéndonos un helado. Así que el plan fue redondo. Y vosotros, ¿a qué restaurantes soléis ir con vuestros hijos?