Una tarde cualquiera de invierno, recostada en el sofá tomando un café,
entré en trance.
Una de mis locuras se apoderó de mi.
Un gran mueble con puertas de cristal y abarrotado de lo que yo llamo "mis tesoros", me miraba fijamente.
Podría hacer algo más aparte de paladear este café....
No hay muchas opciones para ese armario, me dije recuperando la calma ....
Pero seguí dándole vueltas.....
-Es que todo lo que tiene dentro se ve,
-Si pudiera forrarlo con tela....
-No, no puedes, cada cuarterón está delimitado, habría que forrar cada uno por separado...quedaría feucho teniendo en cuenta que lo que realmente te gustaría es poner un visillo rizado que cubra toda la superficie...
-Entonces, qué se podría hacer para cambiar un poco su aspecto?
-Déjalo así que está bien...
No, nooo...
.....Voces que provenían de mi interior me hablaban contradiciéndose, haciéndose con mis pensamientos.
Entonces miré mi café para tomar el último sorbo
y lo vi claro,
había encontrado una solución !!
Entonces, me levanté del sofá y ya no volví a él hasta terminar el trabajo!!
Sólo necesitaba rebuscar entre mi colección de láminas vintage archivadas para encontrar una temática apropiada.
Allí estaban esperándome.
Fueron saliendo poco a poco del archivo y pasando a la cocina donde recibieron un baño de café soluble para envejecer, un secado rápido y un planchado, para atenuar las arrugas del tiempo que había derramado sobre ellas....
Ohh....divino café!!
Junto con las páginas de una vieja novela amarillenta......de esas encontradas en uno de mis rastreos-cacería en los mercadillos,
obtendría el resultado ansiado.
No sé cuántas horas pasaron mientras colocaba las láminas, ponía unas, quitaba otras....
El café me había dado la energía necesaria y la herramienta para mi trabajo, no podía defraudarme a mi misma dejándolo a medias....
Ahora ya lucía otro aspecto completamente diferente, conforme iba terminando, me iba seduciendo mucho más la idea.
Había hecho un trabajo basándome en el pasado que complementé con un cartel al que también eché años encima...
Aquellos amorosos talleres de costura del París de los años 20, 30, se mostraban ante mi desafiantes.
¿O tal vez quedé prendada, más bien abducida, por las imágenes del taller de Sira Quiroga en aquél Tetuán del 39?
Puede que si.....
Y me dejé llevar......
El maniquí alojado en mi cuarto se hizo presente para decorar la escena.
Había que engalanarlo para la ocasión y cual modista ataviada con alfileres, tijeras, restos de tela.....
empecé a moldear hojas de la misma novela para confeccionarle un cinturón elegante.
Me sentía poseída por el pasado.
El revistero que otrora hice para guardar mis mejores revistas, también se dejó ver, luciendo las señoras de la portada sus modelos más atrevidos de aquélla época....
Sombreros muy chic, maniquíes, corsets, patrones, guapas modelos, carteles de perfumerías..... se codeaban a las puertas de mi armario,
ya otro diferente del que había sido....
Todo iba encontrando su lugar
Un antes y un después.
Ahora tomaré otro cafetito más relajada observando los errores para corregir, o deleitándome recordando otros tiempos en los que,
estoy segura,
yo viví otra vida!!
Besitossss,
Luna