Hace poco tuve la suerte de viajar a Estambul, la puerta de Asia y ciudad a la que volvería mil veces. Además de visitar joyas como Santa Sofía o la Mezquita Azul, la gran sorpresa de este viaje fue el café de Pierreloti, y quizás nos gustó aún más por la forma de acceder a él, toda una aventura!
Tras meternos en un minibus de solo 18 plazas, casi atrapado a lazo en el barrio de Eyup, y traspasar algunas calles, plazas y cementerios, nos montamos en este funicular hasta lo alto de la colina.
Estas son las vistas desde lo alto, en una mesita del café en la que contemplar la curva del Cuerno de Oro, si tienes suerte y encuentras una mesita para ver el atardecer..
Y al fondo, Santa Sofía y la mezquita azul apenas se distinguen.
Aquí no puedes dejar de probar el auténtico café turco, hecho a puchero “hervido 3 veces” y un Chai servido en esos preciosos vasitos que acaba comprando casi todo el mundo.
Pero volvamos al lugar, con una preciosa historia de amor que leí mientras tomaba el chai.. Por el año 1876 un marino Francés, solía frecuentar este café de Estambul para inspirarse en sus novelas. Fue allí donde conoció a una mujer turca y se enamoró de ella. Para poder verse en secreto, ya que ella era casada, se encontraban en el cementerio que hay subiendo esa colina. El se embarcó y años después cuando volvió ella había fallecido. Las memorias y vivencias de este amor las reflejó en su novela Aziyadé.
¿Lo fantástico de este lugar? varias cosas, para empezar conserva la misma decoración del XIX de entonces..
La cocina del café donde se prepara el famoso café turco como hemos dicho “hecho en puchero” con sus fantásticos baldosines de Iznik.
Y la espectacular estufa de porcelana, el buzón de entrada, las bandejas de cobre.. todo está tal cual. Es curioso ver a los camareros vestidos con el atuendo de hace 100 años, realmente te traslada a otra época.
Dar un paseo por la parte alta del café también es muy agradable, lleno de puestos pero sin agobios para que compres. Definitivamente hay que volver, para ver de nuevo atardecer sobre el cuerno de oro y hacer eso que nos cuesta tanto por el estress diario… vaciar la mente y disfrutar!