Me propusieron mandarme 100 madejas. Si ir a la mercería a por una, era una fiesta ¡100 es fin de año, la cabalgata de los reyes y carnaval juntos! Eso sí, de bordar nada, aquí la cosa va de darles otro uso.
Finalmente decidí probar a hacer macramé. Es algo que no dejaba de rondarme la cabeza, y creo que después de esto ¡no voy a parar!
Los hilos no dejaron de dar vueltas por mi mesa durante un buen tiempo. No conseguía dar con la combinación de colores… ¿Que conjuntaran con una estancia de mi casa? – dicho así ¡hasta parece que la tengo decente! – ¿Que combinaran con el blog?¿Con mi estudio?¿Con mi perro?¿Al tuntún? ¡Ay! La gama es tan amplia ¡que no conseguía decidirme!
Pero todo llega. Ahora amanece más tarde, un día me levanté temprano y salí al terreno. Me regocijé con la salida del sol, el canto de los pájaros, los rayos sesgados, las plantas húmedas… Muy idílico todo. Cuando entré en casa y vi los hilos, no tuve que pensar más: mis hilos van a ser un amanecer.
Realizar la pieza de macramé, fue muy laborioso ¡pero súper sencillo!
Corté una barra de madera al 55 cm y la traté con cera oscura (es mi nuevo acabado favorito para madera)
Las madejas son muy fáciles de deshacer. Las estiré una a una y las doble en 4 partes, para hacer una cuerda más gruesa de unos 2 metros.
A continuación las fui enganchando al palo de dos en dos, coloreando mi amanecer con hilos. A veces mezclando los colores y otras veces con las dos madejas del mismo color. En total lleva 68 madejas.
Para no alargar mucho, no voy a explicar cómo hacer los nudos de macramé. Si queréis que profundice un poco el el tema ¡decídmelo! Y preparo unos tutoriales. Eso sí, os cuento una cosa, al igual que en el ganchillo o el punto, con los nudos básicos y diferentes combinaciones ¡se consiguen resultados llenos de texturas! Aquí sólo he empleado tres nudos básicos.
Una cosa que tenía clara era que los hilos se tenían que ver. No quise hacer macramé hasta abajo, porque sólo colgados ya me parecían preciosos.
El hilo Mouliné se compone de 6 hebras que se separan fácilmente, así que para finalizar, separé la mayoría de los hilos. Otros decidí dejarlos tal cual, incluso con los bucles abajo, porque me parece que la riqueza de texturas y color es preciosa así.
En la siguiente foto, se ve la diferencia entre los hilos enteros (en el lado izquierdo) y las hebras ya separadas (en el lado derecho).
Si te gusta todo acabado y bien pulido, quizás prefieras recortar la parte inferior… Pero por aquí ¡adoramos lo imperfecto!
Ya lo tengo en su lugar de honor. Un amanecer que no acaba nunca, en la nueva parte de mi casa que esto adecentando… Pero eso, ya te lo contaré otro día.
¡Y te recuerdo que esto es una acción conjunta! Así que si te gustan los hilos tanto como a mi, pásate por el blog de DMC ¡dónde encontrarás muchísimas ideas más!
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