La disposición de la mesa, diseñada por mi sobrina Paula era un regalo para la vista. Paula se dejó llevar y disfrutó preparando la mesa. No escatimó en detalles y tardó dos horas en terminarla pero ¡valió la pena! Saber poner la cubertería de manera adecuada, hasta la elección de una mantelería y vajillas acordes con la ocasión, es importante si queremos conseguir una mesa de Navidad elegante.
Mi cuñada, dos semanas antes, planificó los aperitivos que iba a servir ese día, y los preparó y congeló para dejar la menor cantidad de trabajo posible para el día de Navidad. La presentación de los platos fue magnífica.
El resultado lo podéis ver en las fotos siguientes, que hablan por sí solas.