Originalmente, la cocina tenía azulejos en blanco brillo biselados en los extremos (lo siento, pero no me gustan nada) con una cenefa horrible de tacitas y cafeteras.
Para darle ese nuevo aire,decidimos emplear para tapar la pared que teníamos completamente libre de mobiliario, y sin tener que meternos en grandes obras, baldosas adhesivas para suelo.
Concretamente para hacer esto, elegimos baldosas de la marca Gerflor, modelo Concrete, que imita a placas de hormigón. Son baldosas rectangulares de 30,5x45,7cm.
En principio pensamos cubrir el paño completo con las baldosas adhesivas pero, al ser una superficie grande, decidimos interrumpirlo, a modo de cenefa, introduciendo unos listones de madera de pino, que pinté de color aluminio con spray.
Utilizamos madera en lugar de metal (que era realmente el acabado que pretendíamos) por mayor facilidad de corte de los listones. Además, así de paso nos ahorrábamos un dinerillo, ya que los listones de madera eran más baratos que los perfiles de acero.
Por otra parte, aprovechamos para comprar las baldosas un día que en Leroy Merlín era la "Fiesta del 15", en la que todos los artículos tenían un descuento del 15% (hay que mirar por la economía doméstica...)
La colocación resultó muy sencilla y sobre todo es un sistema muy limpio. Carlos fue el encargado de colocar las baldosas y yo de "tunear" los listones para crear la cenefa. Es lo que se dice, un trabajo en equipo.
Creo que el resultado final ha merecido la pena.
Y cuando ya estuvo terminado, al ver que la pared quedaba "algo solitaria", decidí darle vida con mi tuneo de reloj, que ya he enseñado en una entrada anterior.