Un día de pascua

La semana Santa ya esta aquí. Son días para desconectar de todo, para pasear por el campo y respirar aire puro. Perfecto para que nuestro estrés, las prisas para llegar a los sitios, las tareas y las obligaciones se diluyan y se transformen en paseos por el monte, almuerzos que acaban en meriendas y cenas, rodeados de familia, de amigos a los que hace tiempo que no ves, de tiempo al fin ya al cabo, de ese que tanto apreciamos y que se nos escapa de las manos día a día.

No sé vosotros, pero yo los necesito como agua de mayo, así que hoy la entrada viene con sabor a pascua mediterránea.



Ya os he dicho en otras ocasiones que soy natural de Jarafuel, un pueblo del interior de la Comunidad Valenciana (aquí puedes ver algo más), mis padres viven allí y vamos a pasar estas pascuas con ellos, con mis hermanos, primos y sobrinos, para que no falte el jaleo, ése que tanto me gusta.

Hoy os traigo otro pedacito de mí.



La mayor parte de los días, a no ser que haga mal tiempo, vamos a una caseta de aperos en el monte, con espacio para que los niños jueguen, corran, se peleen y se cansen, para los niños es lo mejor y para los adultos también porque están entretenidos.

Después del paseo sacamos mesas y sillas a la calle y a disfrutar de la compañía, de la comida y del aire puro.











Con estas imágenes os deseo que paséis unos días estupendos.

“Elige la mejor manera de vivir; la costumbre te la hará agradable”

Epicteto de Frigia 



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