La pedregosa fachada del edificio de estilo georgiano contrasta con el interior vestido de plantas tropicales, mobiliario de madera y caña y una paleta de colores neutra -en las zonas comunes-.
El resultado, una aparentemente incongruente mezcla de estilos, donde la arquitectura y la decoración logran cederse el protagonismo la una a la otra con más naturalidad de la que a priori se podía esperar.
En las áreas de espacio público se han usado sillas de madera y caña junto con plantas tropicales. Las paredes están pintada en verde claro, acompañando al resto de tonos neutros: blanco, tierra, madera que visten la mayoría de los elementos de decoración y el mobiliario.
Los techos altos y las enormes ventanas dejan entrar la luz a raudales, iluminando todo el espacio.
El renovado edificio del siglo XVIII cuenta con un añadido que se construyó en el siglo XX, este es el área donde se encuentran las habitaciones. Y es aquí donde los arquitectos se decantan por una mezcla de estilos, algunas zonas tienen un estilo francés, otras georgiano y, en algunas estancias, se puede encontrar una decoración moderna y contemporánea.
El uso de colores neutros continúa en las habitaciones y cuartos de baño, pero se rompen con lacados brillantes, que podemos ver en las puertas, de un amarillo intenso.
Y lo más interesante es que este eclecticismo encaja en cada uno de los rincones de este hotel. Por eso nos gusta y te lo hemos mostramos. Espero que hayas disfrutado el recorrido tanto como nosotras.
Lo encontramos en yellowtrace.com, con fotos de Nicholas Worley.
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