A pesar de que el rosa es un color del cuál huyo últimamente (me en encuentro en pleno proceso de montaje de la habitación de Gala), he podido observar que me ha llamado poderosamente la atención de qué manera se ha usado en la casa de la fotógrafa sueca Jenny Brandt. El hecho es que está por todas partes, en mayor o menor medida, y aún así no resulta para nada empalagoso. ¿Cuál es la clave?
Imágenes: Jenny Brandt – Dos Family
Y es que el color rosa aparece en cada estancia pero en pequeñas dosis, además de hacerlo en una tonalidad empolvada. Por ejemplo, en el comedor, lo encontramos en el mapa mural y en un macetero. En la cocina es seguramente donde más protagonismo adquiere al usarse en los armarios y en una de las paredes y el suelo gracias a una pintura decorativa. En el baño y el dormitorio sí que el uso del rosa es más sutil puesto que lo vemos en un cuadro, un pompón y en el estampado de flores de la colcha de la cama.
El color rosa siempre se ha asociado a términos como cursi o infantil pero en este caso creo que no evoca a ninguno de esos adjetivos. Al contrario, esta casa, ubicada en Suecia, me parece un claro ejemplo de lugar vivido, con personalidad y de lo más acogedor. Moraleja: es todo un acierto huir de los prejuicios.