Se entienden. Se comunican. Se necesitan. Ella las cuida, ellas se dejan mimar. Una historia que no puede ser de dos porque Francesca tiene en su jardín más de 150 variedades de rosas. Algunas que se trajo de su Italia natal y otras que la estaban esperando en esta casa del Empordà. Sólo faltaba alguien que quisiera hacer de este jardín su pasión y, por qué no, su profesión. Era ella.
Francesca inunda de rosas los jardines de sus clientas. Quien dice rosas, dice vida. Como el suyo, que es un mosaico de pétalos, aromas y colores interminables. Leo en el reportaje que la conocen como la rescatadora de rosas y ahora lo entiendo.
?La jardinería me ha dado paciencia y me ha enseñado que no todo son éxitos y que, a veces, hay que volver a empezar. Además, me ha ayudado a ser constante, yo, que siempre fui inconstante en mis pasiones?.
Porque las pasiones no serían pasiones sino inundaran nuestros días. Y los suyos, están llenos de rosas.
El Mueble¡Feliz Sant Jordi!
Entre la magia de las rosas y los libros...