No me importaría nada irme al destierro y digo al destierro con el buen sentido de la palabra pero sólo un par de días. Por eso cuando veo una casa como la de hoy, aislada en un bosque y encima a orillas de un lago no puedo evitar pensar todas estas cosas. Dos días escuchando sólo el cantar de los pájaros y en el caso de hoy, a orillas de un lago.
Además de eso esta villa parece una requilia en sí, porque aunque haya sido restaurada es un auténtico museo para los amantes de la decoración vintage afrancesada con cierto aire brocante. Algo peculiar y no tan peculiar pero que agrada ver para saber y conocer, que estas cosas no ocupan lugar.
La verdad es que no me importa nada amanecer en un dormitorio en el que abres la ventana y puedes meter los pies en el agua y es que tiene mil puertas y casi todas dan al lago. Lo dicho, para dejarse llevar un ratito. Y ahora, tengáis planes para el finde o no, todavía estáis a tiempo. Seguro que se nos ocurre algo.
? Feliz finde ?
Hemnet