¡Hola! ¿Qué tal?
¿Sabéis? Llevo prácticamente un mes muy alejada del mundo web, de todas las redes sociales que uso y muy, muy desconectada.
Mi teléfono móvil decidió que no quería funcionar más, y este tiempo, mientras lo “reanimaban”, me he apañado con un terminal con el que no podía hacer casi nada… WhatsApp y poco más. Al contrario de lo que pensaba, salvando los dos primeros días, sobreviví fácilmente a la desconexión, y me olvidé prácticamente de mirar el teléfono cada poco tiempo.
Estoy contenta: además de probarme a mi misma, he estado mucho más atenta a lo que me rodea, y he visto cosas mucho más interesantes a través de mi misma y no de una pantalla.
Cómo os dije, estuve de vacaciones y gracias a tener el móvil estropeado, por primera vez en mucho tiempo, puse los cinco sentidos en disfrutar, y además, me he reconciliado un montón con todo lo que es de madera. Es suave, delicada… Y cuando es natural es una delicia para la vista y el tacto. Pero lo mejor es que es ideal en un montón de versiones: para mesas, estanterías, taburetes, lámparas…
Este tipo de maderas lleva un tratamiento de cera o aceite que las hace impermeables y resistentes, por lo que no son muebles que simplemente puedas usar a modo de museo, están preparados para la vida diaria. Mirad:
Fotos vía Pinterest
¿Os gusta? ¡A mi me encanta!
Así que prometo hacerme más orgánica, abrazarme a los árboles y vivir con los pies en la tierra, sí, pero con las manos ocupada en acariciar, sentir, cocinar, experimentar, bailar… Pero sobre todo disfrutar. Inmejorable plan, ¿no?
¡Mil besos!
Irina Vermeer
y ahora… ¡SI ME QUERÉIS, SEGUIDME!