Situada en un alto y orientada al este tiene una perfecta estructura pétrea y ella misma está asentada sobre una gran piedra. Cada uno de los rincones de esta bonita vivienda han sido decorados por Cuqui y Berni de manera muy personal, rescatando aquellas cosas antiguas que les resultaban más adecuadas. Luz y piedra, en un entorno lleno de vida y olor a campo, donde se ha cuidado el detalle para combinar armonía y reposo, algo de lo que es posible disfrutar alejado del mundanal ruido.
El diseño de la cocina no puede dejarnos indiferentes. El estilo rústico en los fogones se mezcla con azulejos en tonos amarillos y fucsias que llenan de color esta estancia. Los muebles en madera oscura con líneas muy sencillas son una mezcla perfecta. La zona del comedor está coronada con una lámpara de techo colgante que atrapa todas las miradas de los recién llegados.
El diseño de la cocina no puede dejarnos indiferentes. El estilo rústico en los fogones se mezcla con azulejos en tonos morados y fucsias que llenan de color esta estancia. Los muebles en madera oscura con líneas muy sencillas son una mezcla perfecta. La zona del comedor está coronada con una lámpara de techo colgante que atrapa todas las miradas de los recién llegados.
En medio de la montaña, rodeada de árboles y de campo, nos encontramos con este impresionante caserón cuya fachada ya nos evoca la esencia de la decoración rural. Los grandes bloques de piedra y las tejas del tejado se integran perfectamente con el entorno. Además, el jardín está pensado para los momentos de relax con hamacas para leer en plena naturaleza.
Una vez dentro de la casa, las zonas comunes están presididas por grandes sillones y butacones de estampados florales y telas con mucha presencia, como el terciopelo. Las paredes de piedra conviven con muebles de diseño barroco como el armario con motivos dorados, que dan un toque muy especial a toda la decoración. En lo referente a los detalles se busca la simplicidad para crear ambientes amplios y relajantes.
Las grandes lámparas de forja son una constante en toda la decoración. En la zona del comedor, integrada en la cocina, vemos una chimenea de mármol que aporta lujo y distinción a toda la estancia. Aquí los objetos de cobre o metal, típicos de las casas rurales, hacen la labor de centro de mesa. El conjunto está lleno de armonía y nos transporta a la magia de los fogones antiguos.
Si subimos a los dormitorios observamos el protagonismo de la madera, presente tanto en los suelos como en las vigas del techo. La ropa de cama en colores claros y la alegría de las tonalidades elegidas para las paredes hacen que las habitaciones se llenen de luz. Las escaleras acaban de aportar el toque diferente a la decoración de esta parte del caserón.
A la casa se accede por un precioso patio interior, siguiendo la estructura de las antiguas casas de labranza. La actual zona de habitaciones y comedor, era el antiguo pajar y la zona de las cuadras. Con suelo de pizarra, este patio está adornado por la espectacular balconada de madera de la casa.
Dentro de los elementos que más nos llaman la atención en este patio central está el horno de leña. Se ha mantenido su estructura original, rodeado de objetos antiguos como el almacén de centeno en madera que está a su lado, y no sólo como elemento decorativo, ya que en la casa se sigue usando para cocer el pan.
El recibidor de la casa, cuenta con una serie de originales detalles que lo hacen especial, este es el caso de una media cuba de vino que sirve como mostrador y que ha sido construida con piezas originales de grandes cubas para adaptarlo al tamaño deseado. Una coqueta lámpara en tela de saco cuelga sobre él.
En esta zona de la casa encontramos también un primer salón. En él un enorme chinero de corte portugués guarda la porcelana y las cristalerías. Decorando la vidriera y en perfecta armonía con el conjunto se han colocado unas puntillas elaboradas en hilo grueso por una de las tías de Berni.
Pero sin duda alguna, la pieza que por excelencia destaca en esta zona de la casa es un precioso piano armónico que ha sido pegado a una de las paredes llenándola de vida. Perfectamente conservado, esta impecable pieza en color caoba fue adquirida en una tienda de almonedas en Monforte de Lemos.
Una de las cosas más significativas de A casa dos Muros es el interés que su propietaria ha puesto en la conservación y restauración de objetos antiguos de la casa. Ejemplo de ello son estas alforjas y estos aperos de labranza que cuelgan de las paredes de uno de los muros del patio.
Al igual que en el caso anterior la Habitación Veiga lleva el nombre de la familia de Cuqui. En ella se ha combinado la calidez de la piedra con el color amarillo de las paredes nuevas. El dormitorio antiguo también en color oscuro fue un regalo de un amigo. En la ventana unas sencillas cortinas de hilo.
En la parte de arriba, en el lugar donde se secaban las castañas se encuentra la Habitación del Carpintero. En ella se ha conservado para separar el baño de la habitación una columna de madera rústica. Todo el techo abuhardillado se ha recubierto de madera, lo que da calidez a la estancia.
La casa dispone de diez habitaciones dobles. Una de ellas, la Habitación Moreiras, es especial, los huéspedes que se alojan en ella encontrarán una suite que tiene en su interior hidromasaje y chimenea. Está pintada en salmón y el dormitorio en madera oscura ha sido adquirido en un anticuario.
Otra de las habitaciones que destaca en “A casa dos Muros” es la Habitación Mantilla, denomina así por ser el apellido de una de las ramas familiares de Cuqui. Al ser la zona dedicada antaño a la cocina se ha conservado en ella una bonita pila de piedra que antes era el lavadero, dándole un toque muy rústico a la estancia.
Otra de las habitaciones que conforman la arquitectura de la “Casa dos Muros” es la Habitación Real. En esta estancia se ha conservado como detalle un pequeño ventanuco en forma de armarito que era original de la casa y en vez de ser tapiado se ha dejado como efecto decorativo en el dormitorio.
Una de las zonas de la vivienda ofrece unas estupendas vistas a la zona de la montaña. En esa parte de la casa el pasillo nos da acceso a las habitaciones. En el medio en contraste con la piedra restaurada de las paredes este sofacito antiguo tapizado en un terciopelo rústico propio de cualquier palacio versallesco.
Fotos: Berni