Sabías que se puede sellar el papel pintado para convertirlo en lavable

Como puede ver en el catálogo de Papeles y Suelos hoy en día existen muchos tipos de papel de pared. Sin duda los vinílicos son una opción ideal para aquellos lugares en los que puede haber algo de humedad o donde se puedan manchar fácil, pues permiten limpiarse con facilidad. Pero si por lo que sea quieres colocar un papel de pared que no sea vinílico y mantenerlo en perfecto estado puedes sellarlo para convertirlo en lavable.

Para sellar el papel pintado necesitaremos un líquido protector de papel pintado que se compra en las tiendas especializadas. Se trata de una especie de revestimiento protector transparente que nos permitirá disfrutar del diseño y del color del papel y a la vez limpiarlo cuando sea necesario.

Clasificación de los papeles pintados en cuanto a su limpieza

Es importante saber que existen diferentes grados en cuanto a la clasificación de los papeles pintados atendiendo a su limpieza y mantenimiento. En el escalón más bajo se sitúan los papeles resistentes al agua. No se trata de papeles lavables, sino que simplemente se pueden eliminar las pequeñas manchas que les provocamos al empapelar. Después encontraríamos los papeles resistentes al lavado, muy resistentes al lavado, resistentes al frote y muy resistentes al frote. En todos estos casos, se pueden limpiar con un trapo húmedo, lo que varía es su grado de resistencia al frote y también los tipos de detergente que admiten para su limpieza.

Los papeles más adecuados para sellarse son aquellos que cuentan con una base de resistencia al agua y también los papeles de tejido no tejido lavables. A la hora de sellar el papel tenemos dos opciones diferentes. La primera, es la que ya hemos comentado, un líquido protector, que resulta muy sencillo de aplicar por lo que suele ser la opción recomendada por los expertos.

Líquido protector o lámina protectora para proteger el papel pintado

Pero no está de más saber que también se puede utilizar una lámina protectora transparente para paredes. Esta es mejor utilizarla solo en superficies pequeñas y además su colocación requiere de mucha habilidad y paciencia. Es útil es los papeles que por sus características especiales no admiten bien el uso del líquido protector. Por ejemplo, los papeles metálicos, los pintados con añadidos de cuentas de vidrio, textiles, etc. ya que al sellarlos los efectos ópticos quedarían en gran parte anulados.

Existen láminas de diferentes resistencias y también anchos. Las medidas estándar suelen ser 60, 100, 120 y 140 cm. aunque pueden encontrarse anchos mayores. En cuanto al acabado pueden ser mates o brillantes.

El líquido protector es conocido en ocasiones también como “piel de elefante”. Suelen tener una base acrílica que se diluye en agua y que no amarillea con el tiempo. Puede proporcionar también un acabado mate o de brillo. Cuanta más agua se emplee en la dilución menor será el brillo en la superficie. A la hora de aplicar el líquido protector debemos asegurarnos de que la pared esté seca y limpia.

Siempre es aconsejable realizar una pequeña prueba en un lugar poco visible para asegurarnos de la reacción del papel y de que conseguimos realmente el efecto deseado. El líquido protector se aplica sobre el papel pintado utilizando una brocha o un rodillo que deben estar perfectamente limpios. Se comienza a trabajar por los lugares más alejados de la luz, por una esquina y se avanza ordenadamente aplicando una capa fina de producto.

Por lo general, no es suficiente aplicar solo una capa, una protección adecuada necesitará varias. Es necesario dejar que la pared seque completamente entre una aplicación y la siguiente. También debemos lavar las herramientas entre las aplicaciones.