Me tomaré una por cada deseo.
No se bien si son doce por las horas, por los meses o por las intenciones, pero me las voy a tomar todas. Por si acaso.
La tradición dice que se toman cada Nochevieja a los pies del reloj de la Puerta del Sol en Madrid, por un acto de rebeldía popular. Otros sostienen que fueron los agricultores por un excedente de uvas del Vinalopó en Alicante. Qué más da.
Se toman frescas aquí, en Alemania y Francia y pasas en el Sur y en Centro América.
Se toman y se pasan con champán.
El champán.
Ahogará las penas, los recuerdos ingratos y los marrones de este 2015 que no ha sido precisamente el mejor año.
Nos subirá los colores, nos pondrá los ojitos brillantes y hará, como en un espejismo, que la realidad más cruda se vuelva esta noche algo más dulce, un poquito mas al punto.
Brindo con vosotros por lo que viene, que espero y deseo sea mejor, más amable, más humano.