64 m2 de espacio abierto, sin la división estricta y tradicional a la que estamos acostumbrados, sólo con un mueble central con el que consiguen articular todo el espacio de una manera magistral. Además esta solución permite una mejor distribución de luz y de ventilación para toda la vivienda.
Los arquitectos diseñaron un mueble con forma de L que divide el espacio en zona de noche y zona de día, y que a su vez permite ser usado como pared para cuadros y estanterías, y como bancada con almacenaje en la parte inferior. La L deja en el lado interno las estancias privadas (dormitorios), separadas entre ellas por un muro de carga ya existente en la vivienda. El lado externo se articula en dos alas, en una la cocina y el comedor, y en la otra el salón. El lavabo se incluye en la zona abierta, pero el inodoro se encuentra en un espacio privado.
La madera es el material protagonista de la vivienda, tanto en la gran L divisoria, como en el suelo y en el mobiliario (cocina, baño y armarios). El hormigón se ha dejado visto en las vigas y en el muro de carga, y se integran perfectamente con él el resto de paredes, pintadas con distintos tonos de gris.
Una vivienda despejada y luminosa, con gran sensación de libertad y amplitud a pesar de los metros limitados que dispone.
* vía
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