Espero poder recoger pronto la vieja caja de frutas de madera que
mis amigos Manoli y Lolo tienen guardada para mí (click).
Y aunque me había propuesto no volver a tunear cajas de fruta de
las de ahora, con sus chapas de madera debiluchas, hace unos días
encontré en una frutería de mi barrio unas que, en vez de las finas
láminas de madera natural, tienen tablé acabado en pintura
de pizarra lo que las hace más sólidas y atractivas.
Me animé a coger dos que he personalizado para darles
dos usos distintos.
Con un rotulador de liza líquida en color azul claro, dibujé un ovillo
de lana con agujas y la palabra knitted.
Ideal para tener organizadas las labores que me
traigo entre manos.
El uso que le he dado a la otra caja es el originario:
contener frutas y verduras.
También con tiza líquida, pero en este caso blanca, decoré el cajón
con unos dibujos improvisados.
Me animé incluso a coser papel: hacía tiempo que venía viéndolo en
algunos blogs y pensé que era el momento de probar.
Con papel de estraza confeccioné unas cestas para contener frutas
y verduras: unos pespuntes estratégicos de manera sencilla y casual.
El resultado trasmite esa sensación slow food y ecofriendly
que me encanta.
Una sensación sana y natural con la que os deseo
un feliz comienzo de semana.