Si tienes que poner una cocina nueva y estás buscando ideas, desde Conforma queremos ayudarte con unos prácticos consejos para que diseñes la cocina de tus sueños. ¿Abierta o cerrada? Esta es la primera decisión que debes tomar. Si todavía no lo tienes claro, espérate a descubrir las ventajas y las desventajas de cada una.
Cocinas abiertas
Si te dejas guiar por la estética, seguro que las cocinas abiertas tienen un hueco en tu corazón. Son preciosas y tanto la revistas de decoración como los programas de televisión nos han convencido de que la tendencia del espacio abierto es una buena idea. Tienen muchos pros a su favor, ¡te los contamos!
- Mayor sensación de amplitud. Si a los metros de la cocina les sumas los del salón, parecerá mucho más grande. Al no haber paredes de por medio, el límite entre las estancias no queda tan claro.
- Espacio lleno de luz. Por lo general, al compartir espacio con el salón, las cocinas suelen ser más luminosas. Es una buena forma de distribuir la luz natural que le llega al salón y conseguir que fluya hasta la cocina.
- Ideal para casas pequeñas. En un hogar donde no sobran los metros cuadrados, una cocina abierta es la mejor opción si lo que se quiere es aprovechar mejor el espacio. Una combinación de cocina, salón y comedor es lo más práctico.
- Tendrás todo a mano. Otra de las ventajas es que facilita alguna de las tareas domésticas, por ejemplo, a la hora de poner o quitar la mesa resultará mucho más rápido si tienes todo en la misma estancia.
- Perfecta para la vida familiar. Si en casa hay niños, seguro que no te gusta perderlos de vista. Tú puedes estar cocinando mientras que ellos juegan en el salón. Compartir el mismo espacio es una buena forma de potenciar las relaciones familiares.
- Favorece la conversación y la participación. Si te gusta tener invitados en casa, una cocina abierta te permite ultimar los preparativos sin aislarte de la tertulia. Además, al ser más espaciosa invita a cocinar en compañía o a que te echen una mano.
A todas estas ventajas habría que añadirle su alto potencial estético, ya que la mayoría de los interioristas se decantan por el concepto abierto debido a todas sus posibilidades. Por ejemplo, a no ser que tengas una cocina enorme, esta es la única opción para disfrutar de una práctica isla. Aunque ocupe mucho espacio, es cierto que es una gran solución de almacenaje y te permitirá tener todo en perfecto orden.
También, ganarás en superficie de trabajo o incluso podrás comer en ella si pones unos taburetes. Si tener una isla está entre tus opciones debes tener en cuenta que hay que dejar a su alrededor unos 90 cm de espacio libre para poder cocinar con comodidad. Otro consejo para que no resulte demasiado grande es elegir una encimera en tonos claros para ganar más amplitud visual.
Una variante de las islas son las penínsulas, ya que puedes aprovechar mucho más el espacio e, incluso, hacer de perfecto conector entre la cocina y el salón. La principal diferencia es que estas últimas están ancladas a la pared. Ofrecen la misma capacidad de almacenaje, pero no necesitan dejar todo el espacio de alrededor inutilizado, con lo cual se pueden aprovechar mejor las esquinas.
Una idea para sacarle más partido a la península es crear una pequeña barra donde poder tomar el desayuno. Incluso, es perfecta para alguna cena informal. Puedes poner solo la encimera y dejar espacio vacío debajo o, si necesitas espacio de almacenaje, puedes adaptar una barra que cumpla las dos funciones.
Ya conocemos todo lo bueno que una cocina abierta nos puede dar, pero también hay pequeñas desventajas por las que muchas personas todavía no se convencen. En primer lugar, están los olores de la comida que se adhieren a todos los textiles del salón y para muchos esto es un gran problema. Otra cosa que no gusta es el ruido, que cuando se cocina es algo inevitable y puede interrumpir la tranquilidad de un salón.
En cuanto a las islas y las penínsulas, otra pega común es que no se puede poner almacenaje en el espacio superior. Y por último, te obliga a tener todo más ordenado sí o sí, a no ser que quieras sentarte en el sofá a observar todo lo que te queda por recoger.
Cocinas cerradas
Si te defines como una persona práctica, quizá para ti lo más cómodo sea tener una cocina independiente y cerrada. Se adapta a la estructura tradicional de cualquier casa y como se suele decir: "si siempre ha sido así, será por algo". Pues sí, también tiene sus ventajas y te las contamos:
- Mayor privacidad. ¿Tienes cacharros en el fregadero? Pues de esta forma no tendrás tanta prisa para quitarlos si tienes visita en casa. Puedes cerrar la puerta de la cocina y olvidarte de ello. No tendrás la presión de que se vea desde el sofá.
- Mezcla estilos decorativos. No existe dependencia estética con el salón, así que puedes decorar cada estancia como más te guste sin tener en cuenta que todo el conjunto debe crear una armonía.
- Menos inversión en decoración. Con una cocina cerrada no te verás obligado a tener que panelar los electrodomésticos para mantener la estética. Esto es algo que se notará en el presupuesto.
- Aisla de ruidos y olores. El salón no se llenará de humo o de vapor cuando cocines, por lo que se mantendrá limpio durante más tiempo. Las grasa también se evapora y llega a todos los rincones, por lo que si la puerta de la cocina está cerrada, impedirá que se extienda por el resto de la casa.
Toma bien las medidas para aprovechar al máximo el espacio. En Conforama puedes encontrar modelos que se adaptarán a la perfección a esa cocina de ensueño que tienes en mente. Echa un vistazo a nuestra GUÍA ANUAL y recuerda que una buena planificación es la base de una cocina bonita y funcional. Si es independiente, debes tener esto muy en cuenta para no recargarla con demasiados muebles. Uno de los contras es que no podrás poner islas o penínsulas a no ser que la cocina sea muy grande. Siempre tendrás la opción de añadir una mesa y unas sillas.
Cocinas semiabiertas
A medio camino, también podemos encontrar otras opciones para poder disfrutar de las ventajas de tener una cocina cerrada y abierta. Por ejemplo, se puede poner una ventana a media altura que se comunique con el salón. El espacio queda delimitado, pero te permite interactuar con la otra estancia y deja que la luz natural fluya libremente.
También se puede abrir un paso directo al salón-comedor, pero respetando los diferentes espacios para cada estancia. Consiste en abrir solo una parte de la pared.
Por último, tienes una opción mucho más discreta y muy polivalente que es la de poner paredes o puertas de cristal entre la cocina y el salón. Las puedes dejar abiertas para disfrutar de una sensación de mayor amplitud, pero cerrarlas cuando estés cocinado para evitar que los olores y el ruido traspasen. ¡Lo tienen todo!
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