Está claro que en invierno los planes hogareños con mantita y sesiones noctámbulas de series se disparan. Y en proporción a ello el recibo de la luz puede darnos algún disgusto. Lo más probable será que nuestro sistema de calefacción funcione a pleno rendimiento. Y claro, no es cuestión de renunciar a él, sino de ahorrar en su consumo con una serie de medidas muy prácticas. Como las que propongo aquí.
El sistema de calefacción que exista en nuestra casa o apartamento, por lo general central o eléctrica, y el consumo que genere. Estos dos datos son clave en el recibo de la luz y cuando su funcionamiento es mayor es inevitable que la cifra se eleve. Ahora bien, no hay que perder de vista otros factores que pueden influir favorablemente para controlar bastante mejor semejante gasto energético. Y como consecuencia la palabra ahorro podrá dejar de ser una teoría para convertirse en una realidad de nuestra economía doméstica.
Recibo de la luz bajo control
A todos nos gustaría saber cómo mantener a raya el recibo de la luz sin perder confort en esos interiores domésticos donde más vida hacemos. Desde el salón, a las zonas de estar junto al televisor y los dormitorios. El calor uniforme que proporciona cualquier sistema de calefacción durante los meses de invierno es necesario para disfrutar de bienestar y de una calidad de vida óptimas dentro de las estancias. Pero al mismo tiempo es habitual tener la sensación de que derrochamos o desperdiciamos un porcentaje de dicho calor. En concreto durante las horas que no estamos en casa. ¿Conocéis esa sensación?
La solución no pasa por tomar medidas drásticas. Como por ejemplo mantener apagados nuestros acumuladores eléctricos hasta que volvemos al hogar dulce hogar por la noche tras una larga jornada de trabajo. Una manera inteligente de lograr que el recibo de la luz empiece a bajar es plantearnos un consumo más a la carta según nuestras necesidades. Buscar fórmulas para pagar según lo que consuma nuestra calefacción y olvidarnos de la tarifas fijas.
Calefacción central a la carta
Es probable que nuestra vivienda cuente con un sistema de calefacción central. Y ello implicará un número determinado de radiadores distribuidos por sus metros cuadrados. No solo en las habitaciones principales, pero también en algunas zonas de paso, como pasillos largos, y en el recibidor, por pequeño que sea. Con este sistema, estamos acostumbrados a un recibo de luz con pocas variaciones durante los meses de frío y siempre al alza.
En estos aparatos resulta sencillo controlar más eficazmente lo que consumen. Bastará con adaptarles unos dispositivos de medición, pensados para saber lo que gasta un radiador a título individual. Se llaman repartidores de costes y en realidad miden dos temperaturas a través de unos sensores. Por un lado la que posee la superficie del aparato, y por otro la que hay en la estancia donde se encuentra instalado. Gracias a ellos, cuando llegue el recibo de la luz éste solo reflejará el consumo individual de nuestra calefacción central. Y como resultado observaremos que habremos ahorrado con respecto a la factura anterior: el porcentaje puede llegar a ser de hasta un 30 por ciento. Menuda noticia.
Un consumo responsable con válvulas termostáticas
Las válvulas con cabezal termostático son otro dispositivo de gran ayuda para conseguir nuestro objetivo: reducir el recibo de la luz sin que el confort calorífico que disfrutamos con la calefacción se vea afectado. Además, en sistemas de calefacción central pueden combinarse con repartidores de coste. Desde luego, una solución de lo más práctica para regular la temperatura de cada estancia con total precisión y según la actividad que hagamos habitualmente en ella, o el momento del día. Intensificarla o moderarla porque llega la hora de dormir. Y más posibilidades, como cerrar los radiadores de forma segura si no vamos a estar en casa porque nos vamos de vacaciones o de escapada un fin de semana.
Toda la vivienda gana con estas válvulas, pues la distribución del calor mejorará considerablemente al ser un sistema programado. Las llamadas inteligentes son aptas para calefacción central e individual. En una palabra, nos permitirán consumir energía de forma responsable, sin derrochar, ya que ajustan automáticamente el caudal de agua que entra en los radiadores. A medida que bajamos el nivel de temperatura de la calefacción, también lo hará el porcentaje del recibo de la luz. El dato es significativo: nuestros consumo de calefacción se reducirá un diez por ciento por cada grado menos regulado con una válvula termostática.
Acumuladores de calor, la opción de las tarifas reducidas
Cuando el sistema de calefacción consiste en acumuladores de calor, por sí mismos permiten ahorrar en el recibo de la luz porque funcionan con tarifas reducidas y a cambio ofrecen un gran confort. La singularidad de estos aparatos es que convierten la energía eléctrica en térmica y están concebidos para realizar dicho proceso en las franjas horarias de tarifas reducidas. Después la acumulan en forma de calor hasta el momento en que necesitemos utilizarlo dentro de casa. Más cómodo imposible, no?. Para lograrlo incluyen un sistema de programación que permite cargarlos durante esos horarios ventajosos y como resultado pueden garantizar un ahorro considerable.
También existen versiones inteligentes que se caracterizan por ajustar la carga de una forma constante y teniendo en cuenta la temperatura que haya en la estancia. Si detectan que ésta es la recomendable no cargan nada y gastan bastante menos. A nivel decorativo no plantean problemas porque se integran con naturalidad en ambientes domésticos actuales gracias a la sencillez de sus diseños. Con todos estos consejos seguro que el próximo recibo de la luz traerá buenas noticias a casa.
¿Coincides conmigo?
Puedes leer la entrada original y completa en de la revista online Decoración 2.0.