Actualmente, la rápida transformación del mercado ha traído consigo también nuevas fórmulas a la hora de vender, alquilar, adquirir o rentabilizar los bienes inmuebles. Una de esas nuevas fórmulas consiste en dar salida a pisos reformados, no sólo vender pisos a los que se ha dado una limpieza de cara, si no viviendas a las que se ha realizado una reforma profunda para sacar lo mejor de ellas. Una opción que anteriormente se contemplaba con mayor frecuencia para alquileres pero que hoy por hoy se ha extendido a las viviendas en venta. Tal es el caso de viviendas reformadas como las de AAA Barcelona.
Optar por este tipo de compra conlleva una serie de ventajas:
Las reformas han sido realizadas por profesionales que han optimizado la funcionalidad y distribución del espacio.
Son reformas en profundidad, de modo que instalaciones, estructuras y revestimientos han sido revisados y renovados.
En las reformas participan equipos especializados de arquitectos e interioristas, dotando a los espacios de las mejores soluciones estéticas.
Ahora bien, una vez adquirida una vivienda de estas características, empieza el reto de decorar el interior, de hacerlo nuestro y de habitarlo con nuestro gusto, nuestro estilo y nuestras necesidades. Para hacerlo, antes que nada es bueno considerar cuatro principios que nos ayudarán a tomar las mejores decisiones (principios que no necesariamente aplicamos en este orden…):
Durabilidad
La adquisición de una vivienda es una de las decisiones más importantes que tomamos la mayoría de las personas, por eso al pensar en los espacios que queremos crear en su interior debemos pensar en un proyecto a largo plazo, es mejor considerar que la decoración sea para permanecer mucho tiempo con nosotros. Podemos reemplazar pequeños detalles, pero todos sabemos que las inversiones en mobiliario no se toman a la ligera.
Flexibilidad
Evidentemente, nuestras necesidades cambian con los años, y se van transformando. Esto no está necesariamente reñido con lo anterior. Es importante que la decoración elegida sea lo suficientemente flexible como para perdurar y permitirnos cambios. Debe adaptarse a nuestras necesidades sin perder su esencia, manteniéndose bella y funcional, y resolviendo nuestros problemas domésticos cotidianos.
Confort
Es una máxima que siempre nos ayudará a la hora de planificar la decoración de los espacios. Al final se trata de sentirse a gusto, de personalizar un espacio y dotarlo de vida. Es importante que las estancias nos resulten más agradables a través de la decoración, y no que se nos complique la habitabilidad o el tránsito por tomar una u otra decisión decorativa.
Calidad
Al final, la calidad de cada uno de los elementos que seleccionemos para nuestras estancias nos facilitará cumplir con las claves anteriores. No necesariamente estamos obligados a elegir los productos más caros, si no aquellos que responden con eficacia a nuestros objetivos, con un buen diseño y una buena relación calidad-precio ajustada a nuestra realidad.
En definitiva, que una vez que hemos tomado la decisión de comprar una vivienda reformada, el siguiente paso será tomar decisiones respecto a la decoración, y si partimos de estas cuatro premisas, el resultado siempre será más satisfactorio. Después, las cuestiones de gustos, estilos y acabados, serán personales.